Este artículo se publicó hace 13 años.
Contra Lituania y con público
Después de tres partidos con el pabellón vacío, España se enfrenta a Lituania
En los pabellones vacíos se escuchan los chirridos de las zapatillas y los susurros de los compañeros. Para profesionales acostumbrados a la multitud, la sensación debe de resultar extraña. Más aún cuando, de partida, has llegado a un país que rezuma baloncesto por los poros como es Lituania. Sin embargo, ocurre. El pabellón de Panvezys tiene aroma de soledad, de silencio. Sólo mil personas, la mayoría invitadas por la organización, han poblado las gradas en los tres primeros partidos de España, la vigente campeona europea. Hoy la historia cambiará. Lituania, la anfitriona, será el rival (20.00 H., La Sexta) y es tan previsible el lleno como que mañana contra Turquía vuelva el desierto a la grada.
La explicación viene por un error del pasado. La historia no es exactamente como se ha contado. Lituania ha tenido enormes jugadores de baloncesto y tiene una muy rica tradición, pero casi todo se lo debe a una sola ciudad, Kaunas, la patria del Zalguiris, único equipo contestatario al CSKA el equipo del Ejército en época soviética y donde nacieron casi todos los mitos del baloncesto báltico: Jasikevicius, Homicius, Marciulonis o Sabonis.
El interés por el baloncesto se concentra en la ciudad de Kaunas
Esa ciudad, una de las mayores cunas de talento que ha tenido el baloncesto, explica que Lituania lleve siendo competitiva en los grandes torneos desde su escisión de la Unión Soviética. Lituania empezó su andadura como país en los Juegos de Barcelona, donde el resto de la URSS, aún en proceso de descomposición, competía unificada como la CEI. La potencia lituana les dio para ganar el bronce, vencidos en semifinales por el Dream Team, pero victoriosos en la final de consolación contra ese conglomerado de países exsoviéticos.
Desde entonces, no han dejado de aparecer en las rondas finales. Lituania sumó dos bronces más en los Juegos, un Europeo, varias finales y semifinales más. Siempre presentes, siempre importantes.
No cambia la cosa en este Europeo. La condición de local le da un plus a un equipo fuerte en todas sus partes, que combina algunos jugadores veteranos, resistentes de los grandes laureles de los últimos tiempos, como Jasikevicius, con la más rabiosa juventud representada por Valenciunas. Muchos de ellos tienen pasado, presente o futuro en España. Es el caso de Pocius, el alero de los nueve dedos que el próximo año jugará en el Madrid, o de Jasaitis, que ha pasado por Vitoria y Badalona, así como de Javtokas, pívot titular del Valencia.
En la gira de preparación, La Roja cayó derrotada allí por su rival de hoy
España ya lo sabe. En su gira de preparación sólo salió una vez del país. Fue para ir a Kaunas y lo abandonó con sonrojo. Los lituanos, que marchan segundos en las apuestas del campeonato, vencieron con holgura (88-76). Antes, eso sí, España había ganado a los bálticos en Valencia. Ahora ya no es de prueba: hoy La Roja tiene que probar su nivel.
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