Este artículo se publicó hace 14 años.
El Madrid abre la puerta
Los blancos, con un fútbol más convincente de lo habitual y una pegada bestial, golean al colista
Enrique Marín
"Algún día, un pobre rival pagará por la cantidad de ocasiones que fallamos", dijo Mourinho tras uno de los muchos partidos en los que el Madrid erró un sinfín de oportunidades de gol. Ese pobre rival que vaticinó el portugués sólo podía ser el pobre Deportivo de Lotina, que salió del Bernabéu vapuleado y colista. Después de una semana entrenando a puerta cerrada y con el patatal convertido en una alfombra roja por la debilidad del rival, el Madrid de Mourinho ofreció su mejor cara. Con un fútbol más que convincente y el punto de mira ajustado, si bien la ternura del Depor no debería ser perdida de vista a la hora de los análisis.
Las credenciales con las que el equipo de Lotina se presentó en el Bernabéu eran para echarse a llorar, algo a lo que por cierto acostumbra a recurrir el técnico deportivista en su afán por embadurnar de pena el fracaso. Colista, en su peor arranque liguero de los últimos 42 años, con una sola victoria en los últimos 18 partidos de Liga (ya 19), sin ganar fuera desde noviembre de 2009 y con tan sólo dos goles a favor, ambos de penalti. Con este panorama, el Depor era la víctima propiciatoria para que el Madrid por fin ofreciera a su público algo más. Y así lo hizo.
Los blancos se zambulleron en el partido con la clara intención de tocar, de asociarse a través del balón y con una repartición de espacios a la que colaboraba la timidez del Depor en su presión. Para Lotina, pensar en un empate a cero era una utopía, de ahí, según él, la necesidad de salir a asustar al Madrid y hacerle al menos un gol. Sin embargo, al Madrid le bastaron menos de cuatro minutos para perforar la portería de Manu y ser él quien metiera el miedo en el cuerpo al Depor. Cristiano, ese ejemplo de ambición, disciplina y solidaridad que dijo Mourinho, impuso su físico para cabecear de manera inapelable un córner sacado por Özil.
Los de Mourinho dan su mejor cara y abusan del pobre Depor de Lotina
El portugués al fin veía puerta más allá del punto de penalti y el hecho de que su gol llegara tan pronto beneficiaba a su posterior contribución colectiva. También la presencia e influencia de Khedira y Özil en el juego del Madrid fueron dos buenas noticias para el equipo y, de manera individual, para Xabi Alonso, quien, a diferencia de lo que venía haciendo, corrió menos e hizo correr el balón más y mejor.
Consciente o inconscientemente, espontánea o premeditadamente, el Madrid abrió el marcador y dio un tímido paso atrás. No bajó la intensidad, pero sí cedió unos metros. A ello también contribuyó que el Depor no tuviera más remedio que olvidarse de guardar las formas e intentara discutirle la posesión. Al Madrid la jugada le salió perfecta, pues mientras su rival era incapaz de inquietarle, el hecho de que dejara más espacios a la espalda de su defensa le facilitaba ejecutar su mejor arma. Así, una buena combinación entre Cristiano, Higuaín y Özil permitió al alemán descubrirse como goleador y marcar definitivamente cuál iba a ser el sino del partido. Minutos después, Di María no acertó solo ante Manu, pero enmendó su error con un antológico remate de cabeza. Xabi Alonso agradeció la endeblez de la defensa gallega para habilitar a Higuaín por fuera. El Pipa y el Fideo intercambiaron sus papeles y el Madrid se fue al 3-0 y al descanso con un cabezazo para enmarcar.
El patatal fue una alfombra roja; Cristiano abrió y cerró el marcador
El Depor tuvo el gol a tiro nada más iniciarse la segunda parte cuando un resbalón de Carvalho dejó a Lassad solo ante Casillas. Sin embargo, el único y presunto delantero que alineó Lotina fue incapaz de superar la salida del portero del Madrid. El Depor, aunque acabaría marcando un gol, seguía cegado. Todo lo contrario que el Madrid. Higuaín, Zé Castro en propia puerta y de nuevo Cristiano rubricaron el 6-1.
El Madrid agradeció tanto como aprovechó la debilidad del Depor para darse una alegría y mostrar su mejor versión. Con síntomas de que su fútbol puede ser mejor si se lo propone y que los goles casi siempre son su lógica consecuencia.
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