Este artículo se publicó hace 11 años.
El Madrid se exhibe ante el Barça más vulgar
Los blancos jugarán la final de Copa tras aplastar a los azulgranas en el Camp Nou. Cristiano volvió a hacer un doblete y Varane completó la goleada. Jordi Alba maquilló el resultado para los culés, en un preocupante
No cambió un ápice, no aprendió nada de la dura derrota de Milán. En casi un calco de partido, el peor Barça visto en mucho tiempo cayó eliminado de la Copa ante una exhibición en el Camp Nou del Real Madrid, que fustigó y castigó a los azulgranas cuando quiso y que revivió justo a tiempo antes de enfrentarse al Manchester en la Champions. Cristiano volvió a ser, con dos tantos, el ejecutor y Varane se doctoró de nuevo con un partido sensacional con gol incluido, para llevar a los blancos a la final.
No hay esta noche sitio para excusarse en la mala suerte, como contra el Chelsea el año pasado. Ni en el árbitro, al que Roura puso en el ojo del huracán en la previa. Volvió a pecar el Barça de lo mismo que hace una semana. Los mismos errores y las mismas pocas soluciones que lo visto en San Siro. Tan dubitativos y poco expeditivos en defensa como planos y estáticos en ataque.
Sin apenas rastro de Messi, ni Pedro, ni Cesc, sólo Iniesta asomó la cabeza con alguna jugada aislada. Sin chispa ni ideas en todo el partido, a años luz de tan siquiera acercarse a su mejor versión. Esa con la que han dominado con puño de hierro en la Liga. Horribles en cada aspecto del juego, imprecisos en cada pase. Irreconocibles.
Sin apenas nada que ofrecer, en definitiva, ante un Madrid perfecto, que impuso su juego, su contraataque mortal frente a la nada, la nulidad absoluta culé. Adelantó Mourinho la defensa, que volvía a contar con la novedad de Varane, al centro del campo y presionó muy arriba, encerrando al Barça en pocos metros. Una simple táctica difícil de ejecutar ante los culés, pero no ante un equipo tan mundano como el visto esta noche. Di María y Özil se dejaron el alma presionando arriba, estirando el campo y corriendo en cada ofensiva.
Un mundo separó hoy a los dos. El mismo que los distanció en aquel 5-0 del debut de Mourinho, con distinto resultado pero con peor final para el derrotado. El Madrid, eso sí, vuelve a desmostrar que es un equipo de impulsos, de momentos. Ese Madrid que hace nada se arrastraba por Granada ha golpeado hoy al eterno rival.
Sólo hubo partido y eliminatoria diez minutos, con un Barça aparentemente fresco que circulaba el balón y salía bien de la presión. Un espejismo. Piqué se encargó de despertar al público local cayendo en la trampa de Cristiano y derribándole en el área. El luso transformó como viene haciendo en sus últimas siete visitas al coliseo culé.
Desaparecido Messi, sublime CristianoA partir de ahí la nada. Ni siquiera el rondo estéril de San Siro. Ni siquiera apareció Messi para salvar a los suyos. No apareció, directamente, a excepción de un lanzamiento de falta que rozó el gol. Se empeñó en hacer la guerra él solo por el centro y se topó siempre con un sensacional Varane -como en la ida- y el resto de la retaguardia blanca. Difuminado todo el choque. Todo lo contrario que Cristiano, excelso los 90 minutos y bestia negra ya para los culés.
El Barça ha dado en los últimos partidos síntomas claros de agotamiento, de fatiga
Tampoco el descanso alivió al Barça, que ha dado en los últimos partidos evidentes y preocupantes síntomas de agotamiento, de fatiga. Sin plan B, ni C ni Z. Al poco de empezar el segundo acto llegó el zarpazo definitivo. El Madrid volvió a aprovechar el desconcierto y el desánimo general de los locales para acabar con todo. Un contraataque en el que Di María dejó atrás por los suelos a Puyol con un espectacular quiebro y que culminó Cristiano en el rechace.
Al contrario que los azulgranas en la ida del Bernabéu, los blancos sí mataron la eliminatoria a la mínima ocasión, exhibiendo esa pegada brutal con la que batieron récords la temporada pasada. Con más de media hora aún por delante, el Barça no acarició la remontada ni por asomo, se rindió a su propia vulgaridad esta noche. Ni siquiera la salida de Villa cambió lo más mínimo la película del partido. Un drama para los azulgranas.
Todavía el Madrid asestaría un tercer golpe con el gol de Varane tras un córner. Se temió entonces en el Camp Nou una dura goleada que no llegó, aunque fue igual de hiriente, o más, la imagen dada por sus jugadores. Jordi Alba en los últimos instantes maquilló levemente el marcador.
De pronto, el clásico de este sábado que apenas tenía valía, cobra una elevada importancia. Con la Liga prácticamente en el bolsillo, pero con el orgullo de los azulgranas en juego, que pueden acabar con la moral por los suelos o redimirse en el Bernabéu antes del decisivo partido contra el Milán.
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