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Maduro a fuerza de golpes

'No tengo nada que demostrar a nadie del Atlético', asegura Cuéllar, portero formado en la cantera colchonera

ÁNGEL GARCÍA

Ha dejado atrás el apodo con el que quería hacer su propia historia personal. Ha pasado de ser conocido como Pichu, a llevar en el revés de la camiseta su primer apellido, Cuéllar. Porque Iván Cuéllar (24 años) ya no es el mismo. En los anales atléticos se le recuerda aún como uno de los protagonistas de aquel equipo que hace dos campañas encajó un set en blanco (0-6) ante un Barça enrachado. 'Jugar ese partido me sirvió para crecer y para recapacitar. Ahora valoro mucho más las cosas', asegura.

Estigmatizado por la grada y sin la confianza de Aguirre para ser siquiera el segundo portero, decidió probar suerte fuera del club colchonero. Buscaba minutos que le dieran regularidad y templanza.Los encontró en el Eibar, donde al fin pudo demostrar la entidad que intuían los ojeadores del fútbol base atlético cuando le ficharon del Mérida, el equipo de su ciudad. 'Yéndome a Eibar tomé una decisión que me salió bien', analiza.

Su temporada en el cuadro armero le catapultó de nuevo a la elite del fútbol profesional, donde había debutado de rojiblanco bajo las órdenes de Ferrando con apenas veinte años. Firmaba por el Sporting con la seguridad de haber hecho los deberes con nota en Segunda.

En Gijón, esta temporada, ha encontrado un sitio en el once con el que no contaba al inicio de la competición. Sergio Sánchez le cerraba las puertas pero las goleadas encajadas por el conjunto asturiano en su atroz tramo inicial de Liga provocaron su obligado viaje del banquillo a la portería. 'Mirar atrás es anecdótico, pero es verdad que pasamos malos momentos al inicio. Con humildad, ahora sabemos quienes somos, un equipo con mayúscula', advierte.

Hoy se enfrentará a sus orígenes, a un Atlético que ha multiplicado sus expectativas, que juega la Liga de Campeones y que deja en la distancia su presencia en el duelo que le marcó. 'No tengo nada que demostrar a nadie del Atlético, solamente a mis compañeros, a mi entrenador y a mi afición', sentencia Cuéllar sabiendo que él ya no es el mismo, que ha madurado a golpes y que ahora recibe su premio. Resume su cambio en una palabra: 'Experiencia. Es lo que se me pedía y por lo que salí del Atlético'.

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