Málaga y Tenerife hicieron tablas en un choque que desnudó las carencias de ambos: la empanada de los andaluces a la hora de crear; y la falta de contundencia de los canarios para sacar más provecho de lo que proponen. Un gol de penalti de Alfaro, a cinco minutos del cierre, permitió a los visitantes arañar un punto y evitar su enésimo ejercicio de candidez ante un rival espeso que sesteó en el primer acto y mejoró en el segundo con los cambios.

El partido nació y creció atenazado, sin más chispa que los intentos de Alfaro de romper el guión entre líneas y las incursiones de los canarios por la banda derecha, donde Mtiliga fue un blanco fácil. Con el danés desamparado, Juanlu y Bertrán explotaron el callejón del ocho para armar varias acciones de peligro, entre ellas un par de pases con veneno para Nino. Eso, las acciones a balón parado de Ayoze y un cabezazo de Sicilia al larguero pusieron en aprietos a un anfitrión conformista.

Muñiz trató de atajar el tedio de los suyos antes de que fuera a más con la entrada de Valdo y Baha tras el receso y fue entonces cuando el Málaga castigó la ingenuidad de los tinerfeños que echaron en falta el panorama de la primera mitad. Caicedo mandó el primer aviso en el 61 con un balón al palo y cinco minutos después, Apoño hacía el primero a pase del juvenil Juanmi. Con el choque aparentemente encarrilado para los locales, el Tenerife se agarró a un buen pase interior de Dinei a Nino que acabó en penalti para llevarse un punto casi in extremis.