Este artículo se publicó hace 14 años.
Manchas de Pekín
Cinco de los atletas olímpicos españoles han tocado el dopaje
Cada caso de dopaje es como uno de esos cadáveres que, de vez en cuando, el mar escupe a la orilla y deja un gran interrogante". La frase, precisa, del periodista Carlos Toro, describe a la perfección lo que vivió el atletismo español en 2009. Tres casos inesperados aparecieron en su orilla sin que se supiera muy bien qué hacer con ellos. El caso de la vallista Josephine Onyia fue ocultado por la Federación española en los Europeos de Turín. En sentido inverso, el de la corredora de maratón Yesenia Centeno fue descubierto por la misma Federación. Por último, Paquillo Fernández cayó en las redes de una investigación iniciada por la Gendarmería francesa que la Guardia Civil finalizó. Paquillo mintió en un principio negándolo todo y terminó confesando su culpabilidad tres meses después.
Los tres atletas citados estuvieron en la selección española que compitió en los últimos Juegos Olímpicos. Allí corrieron también Julio Rey (corredor de maratón, anteriormente castigado dos años por utilizar mesterolona) y Alberto García (especialista en 5.000 metros, sancionado dos años por uso de EPO).
¿Por qué esta escalada de dopaje en el atletismo? ¿Caen más que antes los atletas españoles en la trampa de las sustancias prohibidas? "Para mí la clave está en tener claro el concepto de lo que es ético y lo que no lo es", afirma García Bragado, medalla de bronce en los pasados Mundiales, "y el que no lo tiene, cae en la tentación. Es una lucha entre el bien y el mal. Y también hay que pensar en la propia salud".
Bragado opina que hay que fomentar otros valores: "Yo he tenido muchas discusiones con Odriozola y le digo que hay que incentivar más nuestro deporte. Tenemos que fomentar el esfuerzo, la ilusión, la satisfacción de lograr las cosas por uno mismo. A la larga, el trabajo da resultados. Y hay que combatir aquello que decía Eufemiano Fuentes, cuando se jactaba de que era quien decidía la Vuelta a España".
Chema Martínez, número uno del maratón español, afirma que "el dopaje merece una repulsa colectiva por parte de todo el grupo de atletas. Nos tenemos que unir de una vez para condenarlo. Yo estoy por la tolerancia cero, la desposesión de marcas a los que dan positivo. Y estoy a favor de sanciones de por vida", señala el madrileño.
Arturo Casado, atleta de 1.500 metros, también es claro a la hora de condenar el uso de sustancias prohibidas. "Estoy absolutamente en contra del dopaje y los casos que van apareciendo hacen mucho daño al atletismo español".
¿Es el dinero lo que hace caer en la tentación a los atletas? "No", responde con rotundidad Colomán Trabado, ex campeón mundial de 800 metros. "En los años ochenta ganábamos más dinero que ahora. El origen del problema no está ahí. Yo creo que la clave está en el entorno: ahora hay más personas que viven de traficar con sustancias prohibidas y se las ofrecen a los deportistas".
El atletismo español afrontará los Europeos de Barcelona el próximo mes de julio como cita principal. Y García Bragado avisa: "Los atajos no son buenos. Yo no garantizo una medalla. Sólo prometo todo mi esfuerzo para luchar por ella". Cinco de sus compañeros en Pekín no siempre pensaron lo mismo.
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