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Una manita para el vecino

Soldado y Mata, con sendos dobletes, lideran la tunda de los de Emeri a un Villarreal flojo y destensado

SALVA TORRES

 

Fue marcar Soldado y salir disparado hacia Guaita, cabizbajo, recibía el abrazo entrañable del goleador. El Valencia se adelantó en el marcador porque se lo debía al portero, triste por el fallecimiento de su padre, exguardameta del club. Y había una motivación más: ganar al Villarreal después de la eliminación copera y el empate liguero. Y a la cuarta fue la vencida. Soldado, que venía como una bala, tras marcarle cuatro goles al Getafe, agregó un proyectil más a su racha. Luego fueron Mata por dos veces, Banega y de nuevo Soldado, tras cabalgadas del propio Mata y de Pablo, quienes sentenciaron.

El Villarreal salió al campo sin su central Gonzalo, roto el peroné, y al ralentí, cansado tras golear al Twente. El Valencia lo sabía y puso el partido por las nubes, imprimiéndole un ritmo de cohete. Diego López salvó a los suyos en la primera parte, cuando despejó un disparo de Soldado, otra vez solo al recibir un pase medido de Tino Costa, que se retiró luego con posible rotura fibrilar. El Valencia, como el séptimo de caballería, puso cerco al Villarreal, desconocido en Mestalla.

Guaita presenció desde el banquillo la goleada, sintiendo cada gol como suyo

Toda la munición desperdiciada en la primera mitad, explotó en la segunda, donde los blanquinegros dieron la puntilla. Y lo hicieron primero con dos arrancadas protagonizadas por sus dos extremos: Mata y Pablo, ambas por el costado derecho, donde Kiko flaqueó. El defensa castellonense no tiene buen recuerdo de Mestalla, donde el año pasado fue expulsado y en esta, agujereado. El Valencia se lo pasó en grande, terminando por darle una manotada al Villarreal, más que groguet, grogui, durante todo el partido. Soldado y Mata completaron la goleada en una segunda parte plácida para sus intereses y muy ácida para los amarillos.

Guaita presenció desde el banquillo la goleada, sintiendo cada gol como suyo. Y si el duelo era de claro color valencianista, el suyo iba por dentro, cicatrizando a base de goles y el empuje de una grada que tocó el cielo tras vencer el derbi. No hubo más equipo en Mestalla que el Valencia. Del Villarreal nada se supo. El Valencia se reafirma en la tercera plaza de la Liga.

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