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Manolo Santana: "De no ser un icono durante el franquismo, hubiera sido un electricista fenomenal"

Nació en una familia muy humilde, de padre republicano, y llegó a ser una figura en un mundo tan de derechas en aquella época como el tenis. Casi todo gracias a su madre. "Ella es la verdadera campeona", asegura

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Manolo Santana, en la Caja Mágica de Madrid antes de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

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Otea el horizonte desde uno de los privilegiados palcos de la pista central de la Caja Mágica de Madrid y, como quien presume de hectáreas de tierra en el valle, musita: "Esta es la pista Manolo Santana". Quien habla, por supuesto, es el considerado como el mejor tenista de la historia de España durante cuatro décadas, hasta que llegó Nadal. Muchos le recordarán en blanco y negro como uno de los personajes públicos más conocidos durante el franquismo. Sus orígenes, sin embargo, remiten a todo lo contrario a lo que cabría esperar de un tenista profesional de la élite de la época en nuestro país. Nació en una familia muy humilde durante la guerra civil y su padre, republicano, murió al poco de quedar libre tras una década en la cárcel después de la victoria de Franco. Hoy da gracias por todo a su madre.

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-Sus comienzos en el tenis fueron desde abajo del todo.

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Empecé trabajando en un club muy bonito de la calle Velázquez, esquina con María de Molina. Allí había un club precioso en el que empecé a ganarme unas pesetillas como recogepelotas. Fue muy importante para mí.

-Quien, sobre todo, fue importante para usted, fue Álvaro Romero Girón.

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Gracias a él y a su familia yo he llegado a donde he llegado. Pero lo que no hay que olvidar es que, para Manolo Santana, la verdadera campeona es su madre. Fue una mujer extraordinaria. En unas circunstancias muy especiales, que yo me desenvolviese en un mundo que era totalmente de derechas, era complicado. Y fue posible gracias a ella.

-¿Cómo llevaba esa situación su madre?

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Por eso te digo que ella es la gran campeona, porque jamás nos habló mal de nada. Es por ello que no había ningún tipo de rencor en mí por lo que había pasado después de la guerra.

-¿Cómo no podía tener rencor con todo lo que ocurrió con su padre?

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Por mi madre. Imagina que me hubiera comentado cosas muy desagradables, que, por otra parte, tenía todos los motivos del mundo para haberlo hecho. Pero nunca se hablaba del Régimen ni de nada relacionado con él o con la guerra. Entonces, automáticamente, eso me ayudó después a desenvolverme en el mundo del tenis, que era totalmente de derechas, claro.

-Un chico de familia humilde y represaliada que acaba siendo mito del franquismo.

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Sí, viajé por todo el mundo representando a nuestro país con el tenis. Cuando, tras entrar en aquel club, yo me fui a vivir con la familia Romero Girón, no sólo me ayudaron con el tenis, sino que me dieron los estudios necesarios como para empezar a adaptarme a lo que después fue mi vida.

-Franco le llegó a decir: “Quiero que sepa que en esta vida muchas veces pagan justos por pecadores”.

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Lo recuerdo perfectamente. Me lo dijo cuando, después de haber ganado Wimbledon, me impuso la medalla de Isabel la Católica. Él quiso ver jugar a Santana en el Pardo y mandó montar allí una pista. Después, tras hacerme entrega del premio, me dijo esa frase que se me quedó grabada. Se la repetí a mi madre nada más llegar a verla, tras el acto.

Manolo Santana, en la Caja Mágica de Madrid durante la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-¿Y qué le dijo su madre?

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Me contestó: “Qué maravilla, qué suerte tenemos” [lo pronuncia con un tono a medio camino de la ironía].

-Si no llega a ser tenista de relumbrón, icono, durante el franquismo, ¿cree que hubiera visto y vivido la dictadura de la misma manera?

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De entrada, hubiera sido un electricista fenomenal porque mi padre era un gran electricista y seguro que yo hubiera seguido sus pasos. Cuando él tenía algún trabajillo, siempre me llevaba y me gustaba. Creo que me hubiera adaptado perfectamente a la situación.

-Usted rompió aquel dominio abrumador de australianos y estadounidenses.

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Pasados los años, uno se pregunta cómo podía competir con unos tíos que eran armarios, muy grandes y muy potentes, que le daban unos pelotazos increíbles a las bolas. Pues yo me adapté y conseguí ser el primer jugador europeo en ganar Wimbledon después de muchísimos años. El recuerdo más feliz que tengo en la vida es de ese día, cuando levanté la copa de Wimbledon.

-Resulta sorprendente que en aquella época un español rompiera aquel dominio, siendo un deporte elitista en nuestro país.

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Hay una anécdota al respecto de eso. Cuando yo viajaba por el mundo para jugar, me preguntaban siempre, allá donde estuviera, por qué vivía en España y no fuera. Bueno, yo tenía mi familia aquí en España y gracias al apoyo extraordinario de la familia Romero Girón y de mi madre conseguí destacar en un deporte dificilísimo en el que los españoles no sabían si la pelota era redonda o cuadrada. El tenis aquí era totalmente desconocido y los que podían jugar al tenis eran unos privilegiados.

Manolo Santana, en la Caja Mágica de Madrid antes de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-¿Por qué en aquella época ganaban siempre los australianos y los estadounidenses?

Primero, porque tenían una técnica muy especial y, además, físicamente eran extraordinarios. Por otro lado, los jugadores europeos sólo jugábamos bien en tierra y ellos dominaban los Grand Slam porque tanto Australia, como EEUU e Inglaterra se jugaban sobre hierba. Y ellos eran buenísimos en esas superficies.

-¿Qué ha cambiado entre el tenis de aquella época y el de ahora?

La raqueta, las bolas, las pistas… Todos los jugadores ahora se adaptan para jugar en todo tipo de pistas de una manera increíble. Nosotros tenemos ahora en España a [Jaume] Munar, un chico de Palma de Mallorca que juega muy bien y que si continúa por la línea que lleva puede llegar bastante lejos.

-¿Por qué ahora los españoles ganan menos?

No digas que no ganamos, hombre. Tenemos a un gran campeón, como es Rafa.

-Pero ahora Nadal anda en un momento difícil.

No, no, pero son baches que tienen los deportistas, como los tienen los equipos de fútbol y la gente que necesita estar en perfectas condiciones. Yo creo que Rafa todavía puede dar muchísima guerra. Y no sólo esté él; están Feliciano, Verdasco, Tommy Robredo, David Ferrer… Tenemos un núcleo de jugadores muy importantes.

Las manos de Manolo Santana, durante la entrevista en la Caja Mágica de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-Con la perspectiva que le dan los años, observando ese bache de Rafa, ¿es muy difícil encontrar uno como él?

Dificilísimo. Pasarán muchísimos años y nadie podrá hacer lo que él, que ha ganado nueve Roland Garros. ¿Tú sabes lo que son nueve Roland Garros? Es algo increíble. Estoy seguro de que aún tiene posibilidades de ganar este año o el siguiente. No sé cuándo, pero estoy seguro que Nadal logrará, al menos, otro más.

-Bueno, la exministra francesa de Deportes tiene otra opinión.

Contra la envidia no se puede hacer nada. Los franceses tienen una especie de rencor y de envidia hacia los españoles. Es algo que viene de cuando Indurain ganó los Tour.

-Con quien hablaba mucho y echaba muchas pachangas era Adolfo Suárez.

Tuve una gran amistad con él. Jugábamos bastante al tenis. Pero lo más importante es que yo le ayudaba a relajarse de tanto trabajo que tenía.

-¿Era bueno?

No, no era bueno. Era mejor al mus [sonríe].

-¿Qué diferencia a los muchos políticos que conoció tras la dictadura de los de ahora?

La diferencia es que ahora tienen más posibilidades. Y los españoles estamos viviendo ahora una etapa realmente anormal, pero es excitante.

-¿Usted con quién va?

¡Eso no te lo voy a decir! [risas]

Manolo Santana, después de la entrevista en la Caja Mágica de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

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