Manos prodigiosas

Rápidas, precisas, demoledoras y seguras. Las manos de España, cada una en su versión, compusieron ante Noruega una partitura notable, sólo ensombrecida por cierta relajación en el último cuarto de partido. Para entonces, La Roja ya había noqueado a los escandinavos con diez minutos de vendaval que permiten soñar.

Valero Rivera sabe que trabaja con un grupo capaz de rozar la perfección. Pilota una máquina de enorme potencial, y de ahí su serio gesto por el frustrante bajón de la recta final. El seleccionador no admite libranzas cuando está en juego un Mundial.

Islandia, mañana, obstáculo clave para acceder a las semifinales

Valero exige que las extremidades de Hombrados se transformen en hélices insuperables de principio a fin. Ansía que el portero reivindique orgulloso sus cualidades ante el empuje del colosal Sterbik, valladar de La Roja durante la fase de grupos. El madrileño desmoralizó a los noruegos durante una primera hora de partido enorme, hasta el punto de parar tres lanzamientos de siete metros ante una selección que no había fallado ni una sola pena máxima durante todo el torneo.

El guardameta español, un veterano de guerra (38 años), miró a los ojos de Kjelling y Mamelund, dos cañoneros, y les desarmó en el primer duelo. Fríos por naturaleza, los jugadores noruegos suelen pecar de debilidad. Su eficacia se resquebraja con estrépito en tardes como la de hoy, cuando un rival les zarandea la confianza. Hombrados detuvo los primeros lanzamientos y los atacantes rivales terminaron por considerarlo un gigante inabordable.

Además, Valero, en permanente búsqueda de la cuadratura del círculo, fantasea con que Iker Romero prolongue su infalibilidad hasta el infinito. El vitoriano certificó un pleno meritorio y cabalístico: siete goles en otros tantos lanzamientos desde los siete metros.

Cuando La Roja pisó el acelerador, la diferencia llegó a ser de nueve goles

El marcador del descanso (15-12) es tan falso como el definitivo (32-27). En ambos casos, España le hizo el favor a Noruega de, creyendo finiquitada su labor, bajar los brazos y levantar el pie del acelerador.

Sólo así se explican los vaivenes del marcador, siempre favorable a La Roja. En cuanto los pupilos de Valero apretaron las tuercas al contrario, la renta tocó techo (22-13). Ocurrió cuando aún faltaba un cuarto de hora para el final y para ello confluyeron en espacio y tiempo las manos de los españoles. Paradas, bloqueos, robos de balón, pases y disparos, todos ellos perfectos, destrozaron a Noruega.

En ese instante supremo surgió también Aguinagalde. El guipuzcoano se hizo fuerte entre los grandes defensores rivales hasta coser a goles la red noruega. El pivote del Ciudad Real exhibió un interesante repertorio, esperanzador sobre todo para futuras citas. Cuando Tomac, técnico noruego, se acordó de Hansen ya era tarde. El joven lateral (21 años) horadó la zaga española y firmó media docena de goles, pero La Roja ya tenía la cabeza en Islandia.

32 - España: Hombrados; Rocas (2), Gurbindo (3), Garabaya (1), Ugalde (3), Alberto Entrerríos (1), Chema Rodríguez (1), Sterbik (ps), Roberto García (2), Maqueda (-), Raúl Entrerríos (3), Cañellas (3), Viran Morros (1), Romero (7, 5p), Juanín García (1) y Aguinagalde (4)

27 - Noruega: Ege; Rambo (4), Mamelund (2), Lund (2), Kjelling (-), Tvedten (5), Myrhol (8), Erevik (ps), Hippe (-), Loke (-), Bjornsen (-), Hansen (6), Samdahl (-), Skoglund (-), Koren (-) y Tangen (-).

Marcador cada cinco minutos: 3-3, 4-4, 7-5, 12-7, 14-10 y 15-12 (Descanso). 17-12, 19-13, 22-14, 25-18, 29-21 y 32-27 (Final)

Árbitros: Stark y Stefan (Rumanía). Excluyeron por dos minutos a Chema Rodríguez y Aguinagalde por España; y a Myrhol, Mamelund y Tvedten por Noruega.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la primera jornada del grupo I de la segunda fase del Campeonato del Mundo de Suecia disputado en el Kinnarps Arena ante unos 4.000 espectadores.