Este artículo se publicó hace 14 años.
Maradona, perdido en su laberinto
El seleccionador argentino no escarmienta tras su sanción
La cosa no parece tener retorno. El hombre nació sin límites y ya es grande para cambiar. Sus increíbles aptitudes deportivas lo situaron en el cielo. Y la escalera para bajar se perdió por ahí. De nada servirán sanciones de la FIFA ni de las Naciones Unidas. El último mes de Maradona al frente de la selección ha sido desopilante. Y triste. Muy triste.
Hay mucha gente preocupada en Argentina. A contramano de lo que se piensa en el extranjero, Maradona es cada vez más cuestionado como seleccionador. Como jugador, el reconocimiento ha sido y es unánime. Fue el mejor y se le reconocerá eternamente. Pero aquello es pasado. Hoy trabaja como técnico y sus decisiones son cada vez más insólitas e incomprensibles. A 120 días del Mundial, sigue convocando nuevos jugadores. Llegó a los 100 con motivo del impresentable partido frente a Jamaica, no sólo un equipo clase C, sino que además jugó con suplentes. Algún valiente periodista dispuesto a mamar si fuese necesario se la jugó y preguntó si llegar a 100 no era exagerado. Desafiante como siempre, Diego redobló la apuesta con el cuchillo entre los dientes: "Si tengo que convocar a 150, lo haré".
El último mes de Diego al frente de la selección ha sido desternillante
La lucha contra los molinos de viento sigue. Hay que encontrar un enemigo y cuidarlo. La cuestión es hablar lo menos posible de fútbol. Porque de fútbol sería difícil hablar. Nadie sabe cuál es la idea que busca plasmar en el campo. La convocatoria fue una novela aparte: cuando dio la lista, integraban la misma jugadores de Estudiantes que al día siguiente tenían un partido de Copa Libertadores. Tuvieron que llamar a otros, entre ellos a un tal Pereyra, del Atlético Tucumán, convaleciente aún de una operación por fractura de nariz. Bilardo quiso aclarar y oscureció: explicó que Pereyra, el fracturado, le había dicho "que tenía ganas de jugar". Por eso lo llamaron, ya que, tal vez, "podría jugar con una máscara". Por suerte, los médicos pusieron las cosas en su lugar e impidieron tan peligrosa idea.
El desarrollo del partido no fue mejor. Argentina, integrada por jugadores que actúan en su Liga, como Palermo y Monzón, perdía 0-1 a los ocho minutos del final, jugando muy mal. Nadie lo podía creer: ¿otro hito histórico, como el 1-6 en Bolivia?. San Palermo hizo el milagro como aquella noche de rayos y centellas contra Perú y empató, gracias a un fallo del portero jamaicano no apto para un equipo de oficinistas.
Diego y su cuerpo técnico respiraron aliviados. Pero cuando el joven Canuto logró, tras otro fallo circense del portero, el gol de la victoria en el 93, causó estupor y tristeza ver a Maradona y su coro de ángeles festejar el triunfo como si hubieran ganado a los ingleses en México 86.
A 120 días del Mundial, ya ha citado a 100 jugadores diferentes
Al menos en la rueda de prensa, Maradona estuvo desafiante y afilado, aunque no sugirió succión alguna. Eso sí, le recomendó al técnico de Boca, Alves, que le diera más minutos a Monzón, que le había "encantado". Lo curioso es que lo convocó de última, cuando tuvo que reemplazar a Licht, el ex Getafe, que se lesionó en el último momento. Acusa a Valdano de actuar contra la selección al "limpiar" a Gago y a Heinze. Habla de "limpiar" haciendo gala de otra innecesaria grosería verbal. El periodista Cristian Grosso, de La Nación, lo definió con precisión: "La provocación contra Valdano también retrata que Maradona es capaz de abrazarse a las mentiras para no cargar con sus culpas, porque el que dejó de tener en cuenta a Gago cuando desintegró el doble 5 con Mascherano y hasta sacrificó tácticamente al ex volante de Boca como número 8 (mediocampista por derecha) fue el mismo Maradona. Y algo más: Heinze se marchó del Real Madrid porque Maradona le pidió que se buscara un club donde pudiera jugar de central.
Basta de sostener conspiraciones y sembrar antagonismos. El enemigo está en casa. "No hace falta decir más. Sólo queda prender una vela a Messi, que se inspiren Tévez, Kun, Higuaín, Verón y el buen portero Romero. Y que el verdadero Dios ilumine al muy terrenal y lamentable míster llamado Diego Maradona para que encuentre la puerta de salida de su intrincado laberinto.
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