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El maratón español se frena

Por vez primera en 15 años, ningún atleta ha bajado de las dos horas y diez minutos. España ya no es la potencia que fue en los años noventa y comienzos de la presente década.

IGNACIO ROMO

Los corredores de maratón nos habían acostumbrado mal. En 1998, un total de seis atletas españoles corrieron los 42,195 kilómetros en menos de dos horas y diez minutos, la frontera que marca actualmente el acceso a la élite mundial. En 2003, fueron cuatro los que lo consiguieron; en 2006, sólo dos. Este año, ninguno.

La sequía de grandes marcas que vive el maratón español desde hace año y medio puede explicarse desde diferentes puntos de vista. El
primero es el aumento en la edad de los atletas españoles de primera fila sin que se hayan visto sustituidos por jóvenes talentos.

En realidad, la retirada de primeras figuras como Martín Fiz, Abel Antón, Alberto Juzdado o Toni Peña constituyó un golpe tremendo para el maratón español. Una nueva generación integrada por atletas como Julio Rey, José Ríos o Chema Martínez intentó tomar el relevo. La medalla de plata de Rey en los Mundiales de París de 2003 fue el mejor resultado de estos hombres nacidos a comienzos de los años setenta, que ya ven su edad omo un obstáculo.

Precisamente, Ríos era el único atleta español que había sido capaz de bajar de 2h10’ todos los años en las tres últimas temporadas. Sin embargo, a pesar de su espectacular debut en 2004, sus cronos estaban empeorando en las dos últimas temporadas. Este año, Ríos se retiró en el Maratón del Lago Biwa (Japón) en el mes de marzo y descartó un nuevo intento posterior.

Tras los éxitos cosechados en el Maratón de Hamburgo, Julio Rey se decidió este año por el Maratón de París. Días antes de la prueba ,
anunció que no buscaba hacer una buena marca. Su rendimiento en la primera mitad de la carrera fue excelente, pero se hundió en los últimos kilómetros, quizá a causa del calor, y cruzó la meta en 2h11’.

Chema Martínez

El atleta que mejor rendimiento ha mostrado este año es Chema Martínez. El madrileño señaló en Roma un crono de 2h10:12 que le permite encabezar el ranking español de 2007 y ser quinto a nivel europeo. Este verano, se clasificó décimo en los Mundiales de Osaka y parece la mejor opción de los españoles con vistas al maratón olímpico de 2008.

La esperanza de ver a un nuevo español por debajo de las dos horas y diez minutos se centra ahora en un debutante en la distancia. Juan Carlos de la Ossa, indiscutible número uno español del campo a través en los últimos años, salió este año en el Maratón de Londres decidido a conseguirlo. Sin embargo, el conquense salió a un ritmo excesivamente elevado, lo acusó a mitad de la prueba y no fue capaz de terminar la carrera. En 2008, volverá a intentarlo.

El envejecimiento de la elite es un factor indudable para explicar este retroceso. Tanto Julio Rey como Chema  Martínez (35 y 36 años respectivamente) saben perfectamente que se encuentran en los últimos años de su  carrera deportiva. José Ríos ha cumplido 33 años y su progresión se ha frenado. Por último, Fabián Roncero, de quien se duda ya que pueda volver a ser un primer espada del maratón español, acaba de cumplir 37 años. Fabián no estuvo a la altura de lo esperado en el Campeonato de España disputado en mayo en Vitoria, donde terminó a más de diez minutos de su récord personal.

Endurecimiento de los controles

Otro de los análisis posibles de este frenazo de las marcas del maratón masculino en España apuntaría hacia un mayor endurecimiento de los controles. En los últimos tiempos, la declaración del paradero (los whereabouts, como se conocen a nivel internacional) de los atletas para que puedan estar disponibles en todo momento parece haberles disuadido de utilizar prácticas prohibidas. La mayor eficacia de los controles ha supuesto un freno importante a la evolución de las marcas a nivel europeo y también podría haber tenido su  impacto a nivel español.

Existe una fecha que coincide peligrosamente con la regresión de las marcas. La irrupción de la Operación Puerto (en mayo de 2006) contra el dopaje sanguíneo parece delimitar la interrupción de los cronos de calidad. Los españoles se enfrentan ahora al reto de refrendar su gran clase logrando otra vez marcas de alto nivel.

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