Este artículo se publicó hace 14 años.
El martillo de Romero
El Barcelona gana la Copa del Rey de balonmano
Barrufet agarró el trofeo con fuerza. Había valido tanto esfuerzo para conquistar un nuevo título para el Barcelona. No resultó nada fácil liquidar al León en una final de 70 minutos de gran balonmano y un nivel de intensidad superlativo. El campeón recurrió a su mejor arma en las grandes citas: Iker Romero. El martillo vitoriano rompió cada muralla que se le interpuso con la portería a base de todo un catálogo de lanzamientos de larga distancia.
Los leoneses habían llegado hasta la gran cita por el camino más largo. Valladolid y Ciudad Real sucumbieron a la explosividad de los hombres de Jordi Ribera. A pesar de salir a la pista con cierto plomo en las piernas, el equipo supo rehacerse en el segundo tiempo hasta rozar el triunfo.
Controlado el estirón inicial azulgrana, el encuentro se movió en un emocionante columpio de ventajas mínimas. El portugués Costa levantó a León con varias acciones brillantes desde el extremo. Con dos goles de ventaja y 90 segundos por jugar, el título parecía lejos de Barcelona, pero una parada de Barrufet y otra catapulta de Romero llevaron el partido hasta la prórroga.
Otra dos acciones decisivas en la portería de Saric terminaron con la extenuante batalla. El Barça se llevó la gloria por un par de detalles en una tarde emocionante.
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