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Messi, en el diván de 'La Momia'

'La Pulga' fue feliz y conquistó el oro en Pekín bajo la dirección de Batista

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Desorientada, con el fracaso en el Mundial todavía en el estómago, con el volcán de Maradona que humea no se sabe cuándo estallará, pero se le espera, Argentina le ha entregado el banquillo al Checho Batista. La elección apunta a Messi y al estilo. El fútbol argentino está a la búsqueda de un seleccionador que genere el ecosistema que permita a Messi rendir como en el Barça. Alguien que le cree las condiciones futbolísticas y psicológicas para que sea tan diez en la selección como en su club.

La Pulga' fue feliz y conquistó el oro en Pekín bajo la dirección de Batista

Bajo la dirección de Batista, Messi lideró a la albiceleste que conquistó el oro en Pekín. Por entonces, el técnico se metió en la cabeza de su jugador en un momento delicado. Antes de acudir a la cita, Messi fue puesto contra la pared por el Barça, que se negaba a cederlo, y por todo un país que considera alta traición renunciar a su camiseta. 'Tengo una ventaja, sé cómo piensa Messi', dice Batista cuando le preguntan sobre el gran arcano que Maradona apenas pudo descifrar. Ninguno logró que Messi explotara todas sus virtudes. En Pekín, Batista hizo feliz a Leo, le hizo sentirse como en su club: 'Quiero que juegue, que esté contento, que disfrute, que se sienta como en el Barça, que juegue de la misma manera. Hay que entender que Messi solo no va a ganar un partido'.

'Utiliza el mismo sistema con el que juego en el Barcelona y me hace sentir cómodo. Al Checho le gusta que tengamos la pelota, que juguemos por abajo', responde La Pulga cuando le preguntan el porqué de su apoyo incondicional a Batista, al que Grondona, presidente de la AFA, aún no ha sacado oficialmente de su interinidad.

Desde lo estilístico, la elección de Batista es toda una declaración de intenciones, un querer volver a las raíces, al toque, a un fútbol más estético. Batista representa el inicio de una cadena genética de cincos argentinos que prolongaron Redondo, Cagna, Cambiasso, Gancedo, Markic, Ledesma Todos criados en la refinada escuela de Argentinos Juniors. Con Batista atornillado como medio centro, el club ganó su primera Copa Libertadores en 1985 y vio premiada su apuesta por el buen fútbol. La posterior final de la Copa Intercontinental, disputada frente al Juventus de Platini, está considera como la mejor de la historia. Ganaron los italianos en la tanda de penaltis tras un partido frenético que finalizó en empate a dos. Batista era el jefe de aquel grupo de los Olguín, Commiso, Videla, Borghi... Un equipo inolvidable que duró poco, pero que marcó pautas de juego.

El sustituto de Maradona, aún interino, utiliza el sistema del Barça

A la dimensión de Batista se rindió hasta Bilardo, que le eligió para la selección que ganó el Mundial 86. Batista no se sintió cómodo con el estilo europeo de Bilardo. Con todo, rindió bien y volvió a ser convocado para Italia 90. Ya estaba en su declive y la crítica argentina le bautizó como La Momia por su lentitud para moverse. Luego, llegó un paseo por el lado salvaje de la vida de similar paisaje al emprendido por Maradona. Rehabilitado, Batista tiene doble trabajo. Que Argentina vuelva a ser Argentina y que Messi sea Messi allí.

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