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Messi fabrica más oro

El argentino marca en su primer balón y coloca al Barça a las puertas de su sexto título del año

NOELIA ROMÁN

De la playa al banquillo, del banquillo al césped y, ahí, directo al gol. Así evolucionan Messi y su resentido tobillo para suerte del Barcelona, que sigue ligando sus grandes éxitos al concurso del astro argentino. A su estelar aparición, ya en la segunda parte, debe el conjunto azulgrana estar donde está, allí donde quería, en la anhelada final del Mundial de clubes, donde ya le aguardaba Estudiantes de La Plata.

La Brujita Verón se frota las manos: le discutirá al “mejor equipo del mundo” el único título que no tiene el Barça en su historial, el sexto consecutivo que disputa un equipo que, guiado por la estrella del argentino y con ocho canteranos en cancha, acaricia el cielo.

Y aunque, no sin motivo, la historia recuerde a Pedrito como goleador final y primer azulgrana en marcar en todas las competiciones en un mismo curso, el mérito de la costosa remontada del Barça caerá en la cuenta de Messi, que convirtió en oro su primer balón. Lo rescató Guardiola del banco cuando el Atlante se resistía a ceder el empate y la respuesta del mejor jugador del mundo tardó un minuto y tres segundos, los que precisó para convertir la magistral asistencia de Ibra en el segundo gol, el que proyectaba al Barça hacia las puertas de la gloria.

Fue un gesto sutil, un recorte preciso, un toque único con su privilegiada zurda, que burló la estirada de Vilar, tan inútil como la carrera de su defensa. La Pulga lo celebró con júbilo. Tenía una misión y la cumplió al instante, en el momento preciso, sin dar tiempo a que sus compañeros cayeran en la ansiedad y el Atlante creyera que realmente podía. Marcó Messi, reservado de inicio, y todo fue coser y cantar.

Brilló Iniesta en la distribución, marcó Pedrito su gol histórico, se sucedieron las ocasiones del Barça y hasta se lució Valdés, ante Márquez, en el único fallo de Abidal. Pudo el Atlante anotar el segundo y sembrar la duda, pero, agotado por el tremendo esfuerzo, cedió con manifiesto honor.

Busquets empata, 'La Pulga' desatasca y Pedro sentencia la semifinal  

Hasta entonces, como había anunciado José Guadalupe, había sido un digno competidor. Tanto es así, que el técnico mexicano había obligado a Guardiola a sacar la pizarra antes de hora para contrarrestar los efectos de la pillería del Atlante, que rentabilizó sus bazas cuando el Barça aún no le había tomado la medida al campo. Conscientes de las limitadas opciones que tenían, los mexicanos buscaron la espalda de la lenta zaga azulgrana y el premio llegó en la primera jugada: Rojas atrapó el larguísimo servicio del meta Vilar, dejó en evidencia las carencias de Alves y, con un sombrero, salvó la salida de Valdés, vendido en la jugada.

Como el Athletic, el Atlante atacó con éxito el punto más débil del Barça, que se vio obligado a despertar de golpe de su letargo.

Sometido a la constante presión mexicana, falto de fluidez y un tanto desnaturalizado, el Barça se agarró al balón, monopolizó la posesión y fue buscando el modo de agujerear la tupida defensa del Atlante, muy poco interesado en atacar una vez atrapado su gol. Guardiola dibujó con Iniesta un rombo en la medular, Alves compensó sus lapsus defensivos con sus internadas por la banda y el Barça hizo de los robos de balón su mejor arma. Sólo a la contra logró desmontar el impoluto orden mexicano. Pero ni por esas.

Amenazado cada vez que Rojas y Bermúdez encaraban a Alves y Márquez, el Barça bendijo la solidez de Abidal y recurrió a la táctica para alcanzar el gol, lograr el tranquilizador empate y reencontrarse a sí mismo. Busquets culminó una jugada iniciada por Xavi en el córner y sosegó el ánimo azulgrana, inquieto tras el titubeante inicio.

Con el empate, el Barça reposó en su superioridad y aguardó a que Messi, con su genio y su clase, lo colocara a las puertas de la única copa que no luce en su museo. La final ya es una realidad y, ahora sí, el Barça de Guardiola tiene ante sí la fabulosa ocasión de magnificar su triunfadora leyenda.

1. Atlante: Vilar; Miguel Martínez, Fernando Navarro, Guillermo Rojas, Luis Velásquez (Pereyra, min.63); Daniel Arreola, José González, José Guerrero, Christian Bermúdez; Santiago Solari (Carevic, min.56) y Rafael Márquez.

3. Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Rafa Márquez (Gerard Piqué, min.54), Abidal; Xavi, Touré (Messi, min.53), Sergio Busquets; Pedro, Ibrahimovic e Iniesta (Bojan, min,76).

Goles: 0-1, min.5: Guillermo Rojas. 1-1, min.35: Busquets. 1-2, min.55: Messi. 1-3, min.67: Pedro.

Árbitros: Carlos Simon, de Brasil. Mostró cartulina amarilla a: Solari (min.8), José Guerrero (min.40), Luis Velasquez (min.61) y Ibrahimovic (min.65).

Incidencias: segunda semifinal del Mundial de Clubes, que se ha jugado en el estadio Zayed Sports City de Abu Dabi (EAU), ante unos 45.000 aficionados, que abarrotaron el recinto.

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