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De Míster Murcia a médico de Gasol

Juan José López, un joven traumatólogo y cirujano murciano, pasó los duros exámenes en inglés de la Fundación Gasol para trabajar en Los Ángeles. El colofón fue la felicitación de Pau justo el día después de ganar el Eurobasket.

El doctor Juan José López.

ALFREDO VARONA

MADRID.- La primera anécdota es enorme. “El día después de que España ganase el Europeo de baloncesto, recibí un email de Pau Gasol desde su teléfono móvil, en el queme  me daba la ‘enhorabuena’. Me decía que teníamos que quedar para comer y que si me apetecía, cuando vaya a Los Ángeles, podría ir a verle a un partido de la NBA”.

El doctor Juan José López (Murcia, 1982) lo relata con un orgullo que no morirá nunca, incluida su propia respuesta, que no le concedido ni un segundo de duda. “‘La enhorabuena es para tí, Pau’, le dije y le recordé que aún me duraba la taquicardia del partido ante Francia del jueves por la tarde”.

Pero sí había motivo. Pau, en realidad, esta vez sí tenía motivo. El doctor López acababa de ganar la beca que concede la Fundación Gasol para trabajar durante seis semanas en un imperio de la traumatología infantil como el Children's Hospital de Los Ángeles con el que Pau, estudiante de Medicina en sus tiempos, se siente tan unido. “Tengo entendido que hay una parte del hospital subvencionada por Kobe Bryant y por el propio Pau”, explica el doctor López, vocación honrada e inseparable de su vida.

De hecho, hoy son casi las diez de la noche y a las nueve de la mañana ya estaba en quirófano. Tenía dos cirugías que él califica de sencillas , “una niña con un acortamiento de los dos tendones de Aquiles y un niño con un dedo más en las dos manos y en los dos pies”. Sin embargo, no hay queja de horas, sino una pasión sincera, la explicación de porque un hombre llega hasta ahí.

El niño no te pide informes de minusvalías, no te pide no trabajar. Solo quiere jugar. A lo sumo que te puede pedir es que dejes entrar a su peluche al quirófano"

“El tema infantil es impresionante. El niño no te pide informes de minusvalías, no te pide no trabajar. Solo quiere jugar. A lo sumo que te puede pedir es que dejes entrar a su peluche al quirófano con él y entonces tú casi no te puedes olvidar de que ese peluche puede llegar a ser como un paciente más”, explica el doctor López, el mismo que terminando un quirófano vio como el doctor y su maestro César Salcedo le animaba un día a presentarse a esta beca de la Fundación Gasol.

"Preparé mi curriculum y al poco tiempo estaba examinándome frente a un tribunal en Madrid, donde, de repente, me pidieron que desarrollase un caso clínico en inglés"

“Y lo hice esa misma tarde. Preparé mi curriculum y al poco tiempo estaba examinándome frente a un tribunal en Madrid, donde, de repente, me pidieron que desarrollase un caso clínico en inglés. Tuve la fortuna de que no se me da mal. Trabajé muchos años dando clases de tenis en inglés. Y me gustó como lo hice e intuí que tendría posibilidades. Pero, claro, de ahí a que fuese a ser el elegido, con tanta competencia, había una gran diferencia”.

“Yo, que vengo de Murcia…”

Hoy, sin embargo, su viaje a Los Ángeles ya está ahí, donde no sólo conocerá a Pau Gasol. También las horas ejercerán su poder, pues entrará “a trabajar a las seis de la mañana” y no saldrá del hospital “hasta las seis de la tarde”. Pero las mejores historias como la que vivió Pau Gasol en 2001 cuando emigró a Memphis, pueden ser las más sacrificadas.

Y, aunque la comparación es evitable, hoy nos servimos de ella para explicar un viaje que el doctor López resume a su manera. “Yo, que vengo de Murcia…” Y, sin desafiar a su tierra, explica que él, a los 33 años, es el “resumen de quince años de una relación infinita con la Medicina”, en la que, incluso, supo vencer a los prejuicios. Su biografía recuerda que él fue elegido ‘Mister Murcia’.

Sobre su época de Míster Murcia: "Hice amigos que aún conservo. Viajé por el mundo. Estuve en Méjico o en Panamá, donde tenía una beca para un mes y me quedé casi dos"

“Fue una etapa de juventud pura y dura de la que no me arrepiento”, recuerda hoy a los 33 años. “Hice amigos que aún conservo. Viajé por el mundo. Estuve en Méjico o en Panamá, donde tenía una beca para un mes y me quedé casi dos. Pero sí es verdad que me generó cierto encasillamiento. A nivel de profesión médica, o de ganarme el respeto de los demás, hay gente a la que le costaba creer que yo no fuese un chulo o un creído y, a veces, tengo la sensación de que me persigue esa idea”, insiste a la vez que recuerda que “el año que salí elegido Míster Murcia’ curiosamente, fue el de mis mejores notas académicas. Quizá porque cuanto menos tiempo tienes mejor lo aprovechas”.

Su presente está ahora en un hospital de Murcia, donde el estrés desafía lo mejor de él. “Te estimula a estudiar, a hablar con gente mejor que tú, que se atreve a usar técnicas quirúrgicas novedosas y que deposita en esto el 100% de su intelecto”. Y esa es una de sus honradas aspiraciones como explicó al jurado de la Fundación Gasol, como explica en el libro que acaba de publicar, ‘Traumatología deportiva en el fútbol’ y como explicó, bastante más joven, en aquellos años en los que fue médico del Real Murcia en Segunda B, justo después de fallecer su padre a los 57 años por culpa de un infarto.

“Yo era como un futbolista más”, señala. “Había, incluso, futbolistas mayores que yo y como viví aquello, madre mía… Fue increíble. Creo que me faltan las palabras. Recuerdo que jugamos en Copa del Rey frente al Madrid de Mourinho, Cristiano…, y que en el partido de ida empatamos a cero en La Condomina. Recuerdo viajes en autobús desde Murcia hasta Valladolid o hasta Lugo…” Hoy, con el bagaje de los años, ya no sabe si repetiría o si podría repetir.

“Me ocurrió cada anécdota…”

“Yo también trabajaba de traumatólogo en el hospital. Era duro. Tenía que ir todo el día con dos móviles. Me ocurrió cada anécdota… En realidad, estaba de guardia todo el día. Un futbolista me podía llamar a las 4 de la mañana porque le dolía la cabeza. Me llegó a llamar uno porque su bebé no paraba de llorar y, ¿qué le podía decir yo?, ‘pues dale un Dalsy o que tu mujer le dé el pecho’, qué sé yo… El caso es que el otro día cuando se despidió del club Miguel Albiol, tuvo un recuerdo para mí después de tres o cuatro años. Y eso son cosas que no se olvidan, que te las llevas contigo o, como digo yo, un árbol que te da mucha sombra”.

Hoy, quizá sea algo más, el precio del éxito que acompaña ese viaje a Los Ángeles, ese cariñoso email de Pau o esa comida pendiente en Los Ángeles. Nunca se sabe cuál es la ruta para llegar al éxito, pero tal vez se parezca a la decisión que adoptó el doctor López cuando se vio frente al tribunal de la Fundación Gasol. “Me quité la presión tras decirme a mi mismo, ‘vamos a intentarlo y a ver qué pasa’. Porque no se trataba de buscar la suerte, sino de transmitir mi conocimiento”.

Y como si fuese Gasol en la final de los próximos JJOO, es posible que el doctor no sólo se acordará del enorme recuerdo de su padre, sino también de esos hombres como “Pau que hacen cosas desinteresadamente. Porque que un hombre que lo tiene todo, la fama, el dinero, todo, haga esto, me parece una iniciativa espectacular”. Y por eso Juan José López ya nunca olvidará ese email que figura en la catedral de sus ilusiones.

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