Este artículo se publicó hace 14 años.
Mou, pocas palabras y mucho balón
El técnico no dará su primera charla táctica hasta que estén todos sus jugadores
El reloj marcaba las 9.10 horas, pero Mourinho, flanqueado por sus ayudantes, ya estaba sobre el césped de Valdebebas. Sus jugadores, aún escasos en número, estaban citados a las 9.30 horas. Es decir, aún quedaban veinte minutos, pero el técnico portugués les esperaba listo para empezar el entrenamiento. El último futbolista en llegar fue Drenthe, que lo hizo apurando al máximo. Eran las 9.29 horas.
Como el día anterior, aunque esta vez con los medios de comunicación como testigos, Mou entabló una breve charla de diez minutos con sus diez jugadores del primer equipo y los ocho del Castilla. "El trabajo que hagamos estos días será clave para el resto de la temporada", le dijo el luso. Mourinho emplazó a todos a ganarse el puesto y aplazó las primeras indicaciones tácticas hasta la llegada de todo el plantel. "Esperaremos a que estemos todos para dar una charla más extensa de lo que quiero. No lo hago ahora porque si no después tendría que repetirlo todo", dijo con semblante serio. Mourinho se presentó a sus futbolistas como "un hombre de pocas palabras" y cedió el testigo a sus colaboradores para que iniciasen la sesión.
La primera sesión a puerta abierta dejó ver la propuesta del portugués
Si algo está demostrando Mourinho desde su llegada al Madrid es que es una persona tremendamente organizada y disciplinada. Ayer, hasta diez colaboradores, casi más que jugadores, secundaron el primer día de doble sesión en Valdebebas.
Antes de que llegase el turno del balón, la avanzadilla de equipo con el que cuenta Mourinho hizo un cuarto de hora de carrera continua. El jueves, el técnico ya avisó al vestuario su predilección por los entrenamientos con mucho balón. Rondos y más rondos, durante casi 45 minutos, con el objetivo de familiarizar al grupo con la pelota. "Rapidez de balón, más rápido, al primer toque", chilló una y otra vez Mourinho a sus jugadores. Es la obsesión del portugués, que luego dividió a la plantilla en tres grupos y dispuso un partido a medio campo. "Quiero ver apoyos y que aguantemos el balón", insistió. Tras 90 minutos de entrenamiento, Mourinho dio las gracias al grupo y les mandó a la ducha. Así es Mou. Desde sus primeros días en Valdebebas no está pasando inadvertido. Los operarios hablan maravillas de él. "Todos los días nos saluda", afirma un trabajador de Valdebebas.
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