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Negredo, ese príncipe azul

El delantero destroza al Numancia y acerca al Almería a la salvación (2-1)

ALFREDO VARONA

El príncipe azul fue el de siempre: Negredo. Esta vez no recogió ningún cheque en el área. Fue él quien los trajo en persona. Apareció al principio y al final de la primera parte. Lo hizo sin perdón, la horca para los defensas del Numancia, que vieron pasar un ovni. En ambas veces, Negredo facilitó el pase de la muerte, lo último que se imagina en un tipo como él. Pero si jugase siempre como anoche podría ser el delantero centro titular de Brasil. Qué maravilla.

La primera vez, en la que puso el gol en la boca a Uche, mostró su altísima velocidad terminal. En la segunda jugó con Ortega como si fuese una bola de billar. Lo llevó casi hasta el banderín de córner y después lo quebró en un solo paso. El siguiente paso fue un ejercicio de paciencia.

Negredo levantó la cabeza y vio a Soriano, que venía embalado y al que no le quedó más remedio que empujar la pelota a gol. Aun así, el partido no estaba agotado. El Numancia no entregó su destino al infierno. Hay enormes posibilidades de que en breve sea equipo de Segunda, pero lo hará con el puño erguido y la conciencia limpia.

La gran prueba fue la segunda parte, en la que el Numanciase apropió del escenario. Cada pelota pasó por el Monte Sinaí hasta llegar al área rival. Pero sacó sus opciones y hasta puso el partido en el alambre. El verdadero problema fue Esteban, un portero de la década pasada que, como el Dúo Dinámico, no se resigna a pasar al baúl de los recuerdos. Sacó varias manos casi imposibles y, en la única vez que dejó vacía la portería, Ortega no supo reducir la distancia.

A falta de diez minutos sí lo hizo Goiria, en un cabezazo enérgico. Pero ya apenas quedaba tiempo para contestar todo el daño que Negredo le había hecho en la primera parte. En realidad, ahí estuvo la purga del Numancia. Salió tímido, desorientado en defensa.

De hecho, en el primer minuto Cisma sacó un balón debajo de la raya que presagiaba huracán. Enfrente estaba Negredo, un hombre que está tocado por los dioses.

 

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