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Ni Messi salva a Luis Enrique

El entrenador del Barça tira media parte ante la Real Sociedad dejando a Messi y Neymar en el banquillo. Los azulgranas pagaron en la segunda parte su falta de puntería y no remontaron el tanto en propia puerta de Jordi Alba

Messi, durante el partido. REUTERS/Vincent West

EFE

SAN SEBASTIÁN.- El Barcelona no aprovechó el traspiés del Real Madrid y, fiel a la tradición de las últimas cuatro temporadas, volvió a caer en Anoeta (1-0) ante una Real Sociedad que realizó un extraordinario encuentro defensivo y se beneficio del gol en propia portería de Jordi Alba en el minuto dos.

Dos aproximaciones en menos de un minuto derivarían en el gol de los donostiarras que se produjo tras un centro de Canales y un error defensivo culé que dudó ante Xabi Prieto y Jordi Alba, sin pretenderlo, batió a Claudio Bravo. que volvía a la que fue su casa durante ocho temporadas.

No se descompuso tras el gol el conjunto que prepara Luis Enrique y esperó su momento que creía que tarde o temprano llegaría, algo que estuvo a punto de producirse en el minuto 25 en una contra fulgurante que culminó con un remate de Pedro desviado por centímetros.

Había metido el miedo en el cuerpo el Barça a su rival, la Real esperaba atrás y seguía con la mirada las interminables posesiones de los azulgranas que casi siempre llevaban profundidad pero no peligro.

El segundo zarpazo de la Real no llegó hasta el minuto 36, en una rápida contra que terminó con un gran tiro de Canales, quien se deshizo previamente de forma magistral de Montoya con un movimiento de cadera, pero Bravo detuvo su disparo.

Entraron Messi y Neymar en la segunda mitad para apagar el fuego pero los donostiarras seguían en su intento de provocar un incendio en la Liga, porque no sería otra cosa una nueva victoria del conjunto vasco cuando el Real Madrid había caído en Valencia, y Vela y Prieto continuaron con su función de arietes en busca de ese segundo gol que pudiera cerrar el partido.

El conjunto catalán no tuvo en 80 minutos ni una ocasión clara de gol pero el peligro cada vez que cogía el balón se palpaba en el ambiente de Anoeta que no ganaba para sustos y soñaba con el pitido final.

Los últimos minutos fueron como un partido de balonmano, el Barça movía el balón de extremo a extremo y los blanquiazules se defendían como podían en busca de una victoria, que finalmente llegó porque los blaugranas estaban todavía digiriendo el turrón navideño y el portero Rulli se salió en los instantes finales ante Mario Suárez.

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