Este artículo se publicó hace 13 años.
"No hace falta que Mou me diga qué debo decir"
Karanka, segundo entrenador del Madrid, reivindica su espacio
Karanka no fija la mirada cuando se sienta a hablar ante los medios de comunicación. Sus ojos escrutan la sala de prensa con rápidos movimientos que denotan cierto nerviosismo e incomodidad a la hora de cumplir como sustituto de su jefe en las ruedas de prensa.
Ya en su etapa de jugador, tampoco era de los más dicharacheros ante los micros, ni de los más carismáticos. Era un chico reservado que había hecho muy buenas migas con Iván Campo y con Hierro. Fue un central criado en la cantera del Athletic, pero que no respondía al perfil clásico de la escuela norteña. Zurdo, era limpio en el cruce y no tenía mala salida de balón, aunque cojeaba en el juego aéreo pese a su envergadura. Llegó al Madrid en 1997 de la mano de Heynckes, que sólo duró un año. Sin el entrenador que le fichó parecía que su futuro en el Madrid se oscurecía, pero Del Bosque lo rescató y le sacó partido. Formó con Hierroy con Iván Campo el trío de centrales con el que el Madrid conquistó su octava Copa de Europa.
Fue precisamente Hierro, que ya lo fichó para su equipo de trabajo en las categorías inferiores de la Federación, el que lo puso en la órbita de Mourinho a través de Valdano, que llamó pidiendo referencias. El entrenador portugués buscaba un hombre que conociera la casa para ser su segundo. En el Chelsea y en el Inter ya buscó perfiles similares con Clarke y el hermano de Baresi. En los entrenamientos, Karanka ejerce de ayudante de campo. Lleva los ejercicios a realizar en una libreta, los explica y reparte petos cuando el grupo se divide. "Parte de mi labor también es animar a los muchachos que estén de bajón", reconoció en una entrevista a Don Balón al poco de empezar a trabajar para Mourinho.
"No formo parte de él", afirmó Karanka cuando fue preguntado ayer por si sus mensajes eran de elaboración propia o si los convenía con su jefe antes de salir a hablar, aunque matizó: "Como miembro de su cuerpo técnico, tras ocho meses trabajando con él, está claro que hay una sintonía. Es fácil que cuando en un vestuario se habla de cosas y estamos todos de acuerdo. No hace falta que me diga lo que tengo que decir, porque cualquiera que hablase del cuerpo técnico diría lo mismo".
Karanka no sólo comparte los mensajes de Mourinho, sino que también pone en práctica algunas de sus técnicas en la oratoria y en la difusión de mensajes. En la reciente rueda de prensa del Camp Nou le preguntaron por cómo veía el partido y de primeras desvió la atención hacia la apertura de expediente de la UEFAa Mourinho por sus declaraciones en el partido de ida. "Después de esto, el fútbol queda en un segundo plano". Ahí se pareció más que nunca a su jefe. En la forma y en el contenido.
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