Este artículo se publicó hace 14 años.
"¡No tenemos ni un duro!"
SOS desde el encierro del Terrassa
Ni a Melchor, ni a Gaspar, ni a Baltasar. A quienes esperaban ayer los jugadores de fútbol del Terrassa eran a Manel Ferrer y a Jesús Fernández, presidente y vicepresidente de la entidad egarense y socios de la empresa que la gestiona, TFC Sport SL. La plantilla y cuerpo técnico llevan entre tres y cinco meses sin cobrar. Su situación económica es insostenible y el pasado martes, tras finalizar el entrenamiento, tomaron la última y más drástica medida: encerrarse en el vestuario hasta que la directiva pague.
"El martes tenían que venir los propietarios del club y no lo hicieron. Fue la gota que colmó el vaso y decidimos encerrarnos", afirma el entrenador del Terrassa, Miguel Olmo, que ya tuvo que impedir a sus propios jugadores tres intentos. "Es muy triste porque no tengo recursos ni para trabajar. Muchos futbolistas se han marchado y el reglamento sólo deja alinear a un determinado número de juveniles", añade. La semana pasada, visto el panorama, cinco jugadores franceses abandonaron el equipo. El Terrassa es el colista del grupo III de Segunda B. De los dieciocho jugadores que componían la plantilla a principio de temporada sólo quedan diez. Hace cinco años militaba en la categoría de plata y era la gran esperanza del Vallés en el fútbol profesional.
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La sala de prensa, la zona mixta, la enfermería y los vestuarios parecen más un hostal que un campo de fútbol. Han sido las zonas elegidas por los veinte futbolistas para acampar con colchones y mantas. "El padre de un compañero trajo ayer comida y bebida, y el entrenador de porteros ha traído chocolate con churros", dice Óscar Sierra, padre de un niño de un año. "Es muy duro no poder ir a la cabalgata con tu hijo. Suerte que su madre lo ha traído y podemos estar los tres juntos", explica mientras juguetea con un balón en chanclas con su pequeño. El capitán Mario Pérez, gaditano, comparte la misma situación. Y no son los únicos.
Distintos problemas son los que atraviesan el salmantino Gonzalo Hinojal y Alberto Heredia. Ambos comparten piso en Terrassa y su casero les ha dado un mes para pagar el alquiler. Si no lo hacen, a la calle. "¡No tenemos ni un duro! Fíjate si van mal las cosas que teníamos pensado hacer el juego del amigo invisible y no hemos podido", comenta Heredia.
"Es muy duro no poder ir a la cabalgata con tu hijo", confiesa Sierra
Pero, lamentablemente, el que se lleva la peor parte del pastel es el utillero, Pepe Marmol. Su esposa, la única mujer que durmió el martes dentro del Estadi Olímpic, es empleada del club y él lleva 37 años trabajando para la entidad. A ambos se le deben cinco mensualidades y tan sólo han recibido, como el resto de la plantilla, una paga provisional de 500 euros. "Estoy pasando por una situación dramática. Nadie nos ha explicado nada y sólo hacen que engañarnos", relata.
El Terrassa juega este domingo en el campo del Denia la vigésima jornada de Liga. Pese a todos los problemas, jugadores y cuerpo técnico envían un mensaje a la afición: "Seguiremos entrenando y jugando todos los partidos que podamos". Bendita profesionalidad, pese a no ser retribuida.
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