Este artículo se publicó hace 14 años.
Juntos, pero no revueltos
Valdano compartió mesa con el portugués, aunque no se sentó a su lado, sino junto a Messina
"Quiero hablar con el presidente para comentar lo ocurrido". Mourinho siempre aparece en la sala de prensa con espíritu guerrillero e ideas claras. Sabe cuál es el objetivo de sus dardos y, sea cual sea la pregunta, hace lo posible por recordarlo. El domingo, después de un partido de mucha bronca y escaso fútbol contra el Sevilla, el luso decidió bombardear a la jerarquía del club.
En una de sus originales salidas, Mourinho blandió en la primera pregunta, que era sobre el árbitro, un documento con membrete del club en el que se enumeraban 13 supuestos errores del colegiado. No era tanto, aunque también, un ataque para Clos, como un recordatorio a los estamentos del club de que se siente muy solo en la numantina defensa semanal de su equipo. "Tenemos un club, una estructura, un organigrama y pido que defiendan a mi equipo", dijo para, en todas las preguntas posteriores, pedir una reunión con el presidente Florentino Pérez.
En el club dicen que el documento que mostró Mou "es interno"
Falta saber la paternidad del informe, aunque todo apunta a que fue redactado por Megía Dávila, un ex árbitro que lleva año y medio en nómina en el Madrid. El departamento de comunicación despachó la cuestión, de nuevo, con silencio. "Es un documento interno del club", señaló a este diario uno de los portavoces de la entidad, a pesar de que fue el técnico el que mostró el escrito.
Mourinho ya sabía que unas horas después iba a compartir mesa con Florentino Pérez en la tradicional comida de Navidad. El presidente se rodeó de los dos entrenadores, Mourinhoa su derecha y Messina a la izquierda. Junto a ellos, los vicepresidentes, Fernández Tapias al lado del de fútbol y Fernández de Blas a la izquierda del de baloncesto. Más allá, casi enfrente de Mou, se sentó Valdano, lejos de la conversación entre presidente y entrenador. Casillas, Felipe Reyes, Di Stéfano y Emiliano completaban la mesa presidencial.
Una vez terminada la comida, presidente y entrenador hablaron unos minutos. No fue, sin embargo, la primera conversación de esta temporada, pues el propio técnico reconoció ante los medios que ambos departen habitualmente. En esta ocasión, sin embargo, Mourinho decidió poner el altavoz a una relación cotidiana que, además, contrasta con la que el año pasado mantenían Florentino y Pellegrini, que se quejó de incomunicación con el presidente. Mou, una vez más, no escuchó reproches.
Los jugadores de fútbol y baloncesto, juntos en el palco del Bernabéu
En la comida Pérez recordó la importancia de la imagen que tiene que dar el Madrid, algo que no concuerda con el episodio que se vivió en el descanso en el que un asistente de Mourinho, Silvino Louro, empujó en plena tangana con el banquillo del Sevilla a Agustín Herrerín, septuagenario delegado de campo que cayó al suelo.
Unas quejas con respuestaEmery, entrenador del Valencia, criticó ayer la decisión de Mourinho de exhibir los errores del árbitro. "Nosotros tendríamos razones para sacar una lista con más hojas y errores. Podríamos hacer un nota pública de decisiones que han supuesto errores en contra, pero eso es una propuesta llorona", señaló el técnico, que en su día se quejó porque Mou pasó antes que él en una rueda de prensa y al que el luso calificó como "frágil".
No fue el único. Robusté, capitán del Levante contra el que el Madrid jugará mañana en Copa, aseguró que le hacen "gracia" las quejas. En Barcelona también hablaron de Mou. "Es necesario para los catalanes porque nos estimula la fibra", dijo Xavi. Johan Cruyff, por su parte, recordó a Mouri-nho que "no es el entrenador del país o del mundo".
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