Este artículo se publicó hace 14 años.
Odriozola se aferra al sillón
El dirigente no dimite porque se considera "engañado" y una "víctima"
Hay días en que hay que mirar a la gente a los ojos. De frente. A Odriozola, el presidente de la Federación de Atletismo, le miraron mucho ayer. Cuando dijo que no sabía "nada" de la afición de Manuel Pascua a dopar atletas, cuando afirmó que no había visto "mejoras espectaculares en el estado de forma de ningún atleta español" (hasta le preguntaron directamente por Sergio Sánchez) o cuando su médico, el doctor Alonso, señaló que "oficialmente" nunca tuvieron constancia de que Eufemiano Fuentes, ese personaje maldito del deporte español, planificaba la preparación de Marta Domínguez.
El presidente se dedicó ayer a huir hacia adelante. No anunció una sola medida de regeneración del atletismo español, no reconoció ningún error grave, ni por acción ni por omisión, ni de no frenar casos de dopaje ni de mirar hacia otro lado, no avanzó ningún nombramiento adicional o reestructuración en su estructura de técnicos, cuyo sector de carreras de fondo sigue dirigido por Luis Miguel Landa. "Él me propuso a Pascua como adjunto y pensé que se había reformado, pero pequé de ingenuo. Soy una víctima de esta trama y no voy a dimitir ahora porque sería de cobardes abandonar el barco", señaló, con esa mezcla de chulería y aplomo que le caracteriza. Le vino muy bien tener a su lado a Ángel David Rodríguez, el hombre más veloz de España, un atleta sensato, que suavizó el aire de escándalo público que respira el atletismo.
Admite que quizás fue ingenuo con Pascua. Creyó "que había cambiado"
Odriozola, de 71 años, se movió como pez en el agua en sus viejas técnicas. Se revolvió contra los periodistas cuando le acorralaban. Y aprovechó para anunciar, con cara de provocación: "Con esto, tengo más ganas de presentarme en 2012 a la reelección".
"Ha sido el mayor disgusto en veintitantos años de presidente. No podía imaginar que algunas personas faltaran a mi confianza. Lucho contra el dopaje desde hace más de 30 años públicamente, polemizando en muchos casos con Eufemiano Fuentes, y ahí están las hemerotecas de los años ochenta", afirmó. Odriozola hizo bien en apuntar a los años ochenta porque, poco después de ser nombrado presidente cuando sintió la presión de las medallas sobre sus hombros, su transparencia y su firmeza contra el dopaje cayó como el plomo.
"Tal vez fui ingenuo con Pascua. Pensé que había cambiado. Lo cierto es que desde entonces nadie le ha relacionado con el dopaje, ni con la operación Puerto". El presidente mintió. En 2001, el técnico vivió un caso sonado, el de la brasileña dos Santos, que dio positivo con testosterona, a las órdenes del técnico ahora en libertad con cargos. "Sí, bueno, pero desde la IAAF nos dijeron que no hiciéramos nada", explicó ayer.
Dice que no tuvo constancia oficial de que Eufemiano planificaba a Marta
El presidente trató de transmitir una imagen de dureza frente al dopaje. "Es cierto que hemos tenido algunos positivos y algunos de ellos muy notables, pero siempre hemos tomado cartas en el asunto y en todos los casos, salvo en el de Onyia, la Federación ha impuesto una sanción. Nunca hemos ocultado nada", añadió, a pesar de que precisamente el caso Onyia significó la mayor ocultación de su mandato, que va para 22 años.
Odriozola también intentó restar importancia a la vicepresidencia ocupada por Marta Domínguez: "Cuando salió con cargos, decidimos suspenderla como vicepresidenta. Es un cargo honorífico. Su licencia como atleta está a la espera del juzgado".
Y Odriozola, tras decir que trató sin éxito de hablar con Marta, pero no con el resto de implicados, se fue, tras casi dos horas en una minúscula sala atestada de periodistas, como había entrado. Sin anunciar nada nuevo y sin dimitir.
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