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Partido muy grande

El Madrid accede al liderato tras remontar un 0-2 al Sevilla en un duelo con épica y fútbol

LADISLAO J. MOÑINO

Se anunciaba partido grande y lo hubo. Dos equipos que tuvieron el partido desde sus virtudes. Se lo llevó el Madrid con el Bernabéu entregado al mejor partido que le ha visto a su equipo esta temporada.

Las decisiones en los onces de Pellegrini y de Jiménez destilaron que ambos apostaban por que una parte del partido estaba en el fútbol de trincheras y en la ida y en la vuelta en los costados. Para responder a Navas, Pellegrini recurrió a la doble banda Arbeloa-Marcelo. Sacrificó a Granero, un constructor, un elemento para invitar más a tener el balón. La decisión es otro empequeñecimiento de Pellegrini. Con el agravante de que era en el Bernabéu. Tuvo que rectificar con Guti y Van der Vaart. Con ellos llegó la reacción. Una prueba más de que este equipo crece con centrocampistas de toque. El pase imposible de Guti que Higuaín estrelló en larguero ya fue una sentencia.

Jiménez contestó al achante de Pellegrini con Capel a la izquierda siguiendo el reguero de la sangría por las bandas que sufrió el Madrid en el Pizjuan. Más desborde, más amenazas a la estabilidad defensiva desde el regate. Para la metalurgia Jiménez fue más descarado. Colocó a Fazio junto a Zokora; dos rocas, Por las bandas sospecharon los dos entrenadores que estaría el partido y el primero que las sacó rendimiento fue el Sevilla.

Pellegrini tuvo que rectificar y meter a Guti y Van der Vaart

Los movimientos de distracción de Navas por el medio tuvieron el efecto deseado por Jiménez. El Madrid se desorientó y entregó la pelota. Pero a la primera que se fue a buscar la cal sacó un córner. A la segunda origino el gol. Un centro pasado suyo lo recogió Capel en la izquierda. Repitió pase, raso, muy tocado, y Xabi Alonso lo introdujo en su portería. El partido era del Sevilla en la pizarra, en la hierba y en el marcador.

Hasta entonces Cristiano apenas había tenido el balón. Dio un paso al frente, abandonó el flanco izquierdo y empezó a liderar un pim-pam-pum a discreción sobre Palop. El efecto del portugués sobre el equipo y la hinchada es tan inmediato como brutal. Lo enciende todo en cuanto hilvana un par de desbordes. Su mejor acción en ese acoso del primer tiempo fue un pase interior a Marcelo que el brasileño estrelló en el pecho de Palop. Cristiano también tiene que ejercer de Kaká, que sigue desaparecido.

El Madrid crece con centrocampistas de toque como se ha demostrado

El personal ya le pita porque tiene la mosca detrás de la oreja. A perforar por las bandas también quiso jugar el Madrid en esa ofensiva permanente. Ya con el Sevilla entregado a guardar las posiciones y a esperar una contra, Ramos le puso una rosca a Higuaín que este empaló hacia la excelente colocación de Palop que enseñó todas las virtudes que se le pueden exigir a un portero en un acoso en el Bernabéu.

No se dejó de sorprender de lejos, rechazó bien y estuvo mandón por arriba. Pero Cristiano empeñado es una tabarra mortal, pese al gol de Dragutinovic que vio tarde Casillas . Hizo el 1-2 y hubo una descarga de fútbol emocional. Guti estrelló un balón en el larguero antes de que Ramos empatara. Higuaín, por dos veces, pudo coronar un partido que lo mandó a la historia blanca Van der Vaart.

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