Este artículo se publicó hace 14 años.
Pep rectifica a tiempo
La lupa sobre el Barça
Traje de miedo
Batalla por el control.
Guardiola apuesta por la acumulación, excesivos efectivos. La sala de máquinas está modificada, con la única misión de manejar los ritmos, de buscar verticalmente a Casillas. Hacer el partido cerrado, sin espacios, ponerle cloroformo al ritmo es la propuesta inicial. Muchas sorpresas. En defensa, Puyol se encarga de cerrar todo intento en el pasillo izquierdo blanco. Maxwell, por la otra banda, tiene un rendimiento aceptable. Alves, por delante de su lateral, busca el uno por uno con Arbeloa; Busquets equilibra; Xavi, liberado, toma la dirección del juego; y Keita asume el ida y vuelta por toda la banda izquierda. Pedro, el gran sacrificado, se encarga de cerrar al jugador rival más en forma, Sergio Ramos, para cortocircuitar la elaboración del juego blanco. Messi el solitario flota por delante de los centrales.
Golpe de magia
Monopolio del balón.
El juego se torna gris, desesperante, con seis jugadores por detrás del balón. No encajar gol es la clave y, de pronto, de la nada Xavi y Messi se encargan de maquillar este pobre partido.
Segundo acto
Cambio táctico.
Varía la posición de los laterales, el doble pivote y los dos interiores, pasando a un 4-2-3-1. Cede el control, la posesión y maneja el espacio de forma letal. En el minuto 10 llega la puntilla con una jugada eléctrica donde Pedro sentencia. El mago Guti mejorar al Madrid moribundo, pero Guardiola responde. Sale Iniesta y pone la sentencia definitiva, el resultado ya se queda en una anécdota.
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