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Phelps ya es el más grande

Logra otros dos oros en el Cubo de Agua y supera ya en dos a las más grandes estrellas de la historia olímpica. El récord de EEUU en los 4x200 libre (6:58.56) derriba por vez primera la barrera de los siete minutos

IGNACIO ROMO


Esta mañana Phelps tardó en sonreir. Ganó su primer oro a las 4.25 de la madrugada (hora española) en una final de los 200 mariposa carente de emoción. El hombre-pez salió en cabeza, cruzó los 100 metros en 53.53 (nueve centésimas a su favor sobre el récord mundial) volvió a ofrecernos un viraje sobresaliente que le alejó aún más de sus perseguidores, si es que lo eran, y tocó la pared en 1:52.03, nuevo récord del mundo. Tarea cumplida.

Realmente sorprendió su falta de alegría por el hecho de convertirse en el deportista olímpico con más medallas de oro de la historia: diez. Los atletas Carl Lewis y Paavo Nurmi, el nadador Mark Spitz y la gimnasta Latynina, todos quedan ya por detrás suyo. Pero no hubo ni una mueca de alegría tras su cuarto oro de Pekín y sí mucha fatiga y respiración dificultosa. Le quedaba aún otro trabajo.

En los relevos 4x200 libre salió con una misión: devolver el favor del 4x100 a sus compañeros de selección. Phelps salió esta vez como un cohete, nadó con soltura, a ritmo y dejó muy lejos a sus rivales. Cubrió los cuatro largos en 1.43.31 y entregó el testigo virtual a sus compañeros con una ventaja de más de cinco metros. Los otros tres nadadores americanos (Ryan Lochte, Ricky Berens y Peter Vanderkaay) estuvieron a su altura y certificaron un récord histórico 6:58.56. Caía por primera vez la barrera de los siete minutos en los 4x200. Y Phelps lograba su undécimo oro y quinto en Pekín.

Italia nos regaló con otra exhibición del talento de la hermosa y simpática Federica Pellegrini que momentos después contagiaría su alegría a todo el Cubo con el himno italiano de fondo. La final de los 200 libre contaba con todos los ingredientes para la incertidumbre y la ruptura del récord mundial.Había cuatro protagonistas con capacidad para superar la plusmarca. Por orden de calles: Pellegrini (tres), la eslovena Isakovic, la estadounidense Hoff y la china Pang (calle seis). Esta última despegó como un tiro y cruzó en cabeza los primeros 50 metros con 80 centésimas de ventaja sobre el parcial del récord.

El ritmo de la china fue decayendo a la vez que aparecía de forma imponente la figura de Federica Pellegrini por el otro extremo, en la calle tres. La italiana pasó por el ecuador de la final con 1.11 de adelanto sobre el parcial del récord mundial y ya no cedió, ni siquiera ante el empuje de la eslovena Isakovic, que le amenazó seriamente en los últimos 30 metros. Al final, oro y récord mundial para la italiana y justa -y ajustada- victoria sobre Isakovic: 1:54.82 frente a 1:54.97. La china Pang se llevó el bronce. Una hora después, la australiana Rice añadía un nuevo récord mundial en 200 estilos al nadar la distancia en 2:08.45.

Las semifinales de los 100 libre han vuelto a recordarnos la excepcionalidad de la hazaña de Jason Lezak el pasado lunes en los relevos 4x100 libre. Cuando el californiano superó, en un prodigioso último relevo, al francés Alain Bernard, hubo quien arrojó dudas acerca del estado de forma del campeón europeo. Las dudas las ha borrado el propio Bernard en 47,20 segundos. El francés batió el récord del mundo en la primera semifinal y dejó muy atrás a Lezak, que no contaba con el ‘espíritu de Phelps' para inspirar su esfuerzo.La segunda semifinal fue aún más espectacular y anuncia una final de muchos quilates. El australiano Eamon Sullivan quiso dejar clara que la calle cuatro es suya y que él es el hombre a batir en la final. Volvió a batir el récord del mundo, con 47.05, y dejó muy lejos (47.68) al mítico velocista holandés van den Hoogenband.

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