Este artículo se publicó hace 12 años.
En la piel de Arbeloa
El garbanzo negro de la selección será el primer encargado de parar a Cristiano
"Los críticos son como eunucos en un harem. Saben como hacer, pero... les falta algo". En su cuenta oficial de Twitter, Álvaro Arbeloa (Salamanca, 1983), que tiene 1.173.626 seguidores, acude a esta frase del escritor portugués Paulo Coelho. Quizá sea su respuesta a las críticas que ha recibido en esta Eurocopa y que no han aceptado la indiferencia con él. Por eso los focos lo analizarán de veras esta noche, en la que se imagina que el balón apenas pasará por su pierna derecha.
El trabajo será más ingrato, aunque más fácil para un futbolista de su corte. Cristiano jugará su territorio y él será el responsable de impedirle que sea feliz. Y no se asusta Arbeloa, que siempre tuvo una autoestima alta. "Me gusta desafiarme frente a los mejores". La última vez fue ante Francia. Su voluntad amargó a Ribery y demostró lo que dice Del Bosque de él, "es un defensa que defiende", sin necesidad de extenderse más. Quizá porque su fútbol no ofrece alternativas más altas. "No hay que verlo todo blanco o negro", reprocha Arbeloa, que salió muy herido del partido frente a Croacia, donde le quemó la pelota en los pies.
"Convivo con la crítica, pero a mí sólo me sirve la mía y la de mi entrenador"Desde entonces, no existe la indiferencia con él. La crítica lo convirtió en el garbanzo negro y todo eso claro que llegó a sus oídos en Polonia. "Tengo familiares y amigos que me cuentan los palos que me dan". Y eso le ha desengañado, aunque no le ha cambiado. "Convivo con la crítica, pero a mí sólo me sirve la mía y la de mi entrenador". Y no participa de esa idea general, que no entiende que en una selección, en la que no ha existido ni un minuto para Mata, Javi Martínez o Llorente, él haya disputado los 360 posibles. "Estoy tranquilo y con mucha confianza". Pero sabe que esta noche no se le perdonará una, aunque, en principio, estará en su hábitat. A Arbeloa se le da mejor perseguir a los rivales que conducir la pelota.
Será eso lo que se le pedirá frente a Cristiano y es eso lo que fortaleció su prestigio. Todavía se le recuerda en Anfield con enorme aprecio. Jugó en el Liverpool de Benítez varios años, y allí existe un foro online, en el que se analiza la actuación de los mejores jugadores. Sin embargo, de Arbeloa casi nunca se decía nada hasta ese día en el que un aficionado escribió: "Ha estado estupendo como siempre, ¿por qué no se comenta?". La respuesta no se hizo esperar en la red: "Precisamente, porque eso ha dejado de ser noticia".
En realidad, la carrera de Arbeloa nunca fue muy noticiable. A los 12 años, dejó Zaragoza para fichar por el Real Madrid. Fueron catorce temporadas que, sin embargo, no le dieron permiso para saltar al primer equipo. Marchó al Deportivo de Caparros y después al Liverpool de Benítez. De ahí volvió al Madrid y jamás se sintió especialmente perseguido por el periodismo. Era, a lo máximo, un actor de reparto, y ya tiene una edad madura, camino de los treinta años. Jugó de central, de lateral por ambas bandas y casi siempre se escribió de su fiabilidad.
Pero nunca llegó tan arriba como ahora. Ni siquiera en la Eurocopa 2008 o en el Mundial 2010 en los que fue convocado por la selección. La diferencia es que entonces fue suplente y ahora es titular. Y a estas alturas no pasa desapercibido ni un estornud. Y es lo que pasa ahora con Arbeloa. Y más que le pasará si esta noche Cristiano no le perdona. Habrá que ver si realmente Paulo Coelho lleva razón y a los críticos "... les falta algo".
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