Este artículo se publicó hace 12 años.
Plan B para llenar las gradas: ventas de entradas diarias a medianoche
Los londinenses culpan de los asientos vacíos al poder excesivo de los patrocinadores
Continúa la polémica por las gradas visiblemente vacías en las diferentes sedes olímpicas. Ni la cesión de asientos a los militares desplegados en el dispositivo de seguridad o a los ya cerca de 400 niños que han ocupado espacio en las instalaciones del Parque Olímpico parecen haber calmado los ánimos de, sobre todo, quienes intentaron comprar una entrada -de las 8,8 millones de localidades que se pusieron a la venta- y se quedaron sin plaza.
Es el caso de Sivaraman, un ingeniero de software, dispuesto, incluso, a "haber pagado más de 2.000 libras (casi 2.600 euros) que costaban las entradas para la sesión inaugural" y que, sin embargo, ha tenido que seguir todo el evento por televisión. "Se ha gestionado de un modo decepcionante", indica Sivaraman dejando ver claramente su frustración.
A pesar de las imágenes vistas en televisión, el primer balance de asistencia que hace la organización sitúa el porcentaje entre un 86 y un 92% para los tres primeros días de Juegos. Los dos primeros días, en los que había partidos de fútbol fueron los que concentraron un mayor número de espectadores, con 856.000 y 900.000, respectivamente, mientras que ayer la cifra bajó hasta los 370.000 asistentes.
Así las cosas, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos (LOCOG) ha anunciado ya la reventa de nuevas entradas cada noche antes de las competiciones. Será a partir de media noche y después de que organización y federaciones se hayan puesto de acuerdo sobre qué paquetes de entradas revender. Ya se habrían recuperado casi 4.000 entradas para 15 deportes, procedentes de estas federaciones internacionales, y estarían "prácticamente vendidas todas" desde la pasada medianoche, según ha indicado hoy Jackie Brock-Doyle, directora de Comunicación del LOCOG.
El sistema de venta seguirá siendo único, la web oficial de los Juegos Olímpicos, en un intento de la organización por brindar la misma oportunidad de compra a todo el mundo. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar pues "si las entradas del día siguiente se venden a partir de medianoche, sólo podrán asistir quienes vivan en Londres o, como mucho, en sus proximidades", señala Henrieta, aún con la toalla al cuello después de salir de entrenar en un gimnasio de Londres. En todo caso, el LOCOG asegura haber vendido ya el pasado lunes cerca de 600 entradas para las competiciones de gimnasia, 700 para el vóley-playa y más de un centenar para natación.
Los patrocinadores, en el punto de miraEl sentir popular de los londoners (los ciudadanos de la capital británica) es que los patrocinadores han gozado de demasiada manga ancha. Michael, zapatero en un barrio londinense, está convencido de que "buena parte del problema viene de las entradas que se dieron a los sponsors y a los equipos para sus amigos y familiares, que luego no se han cubierto. Por eso he oído que a partir de ahora, si los asientos no están ocupados media hora antes de que empiece la competición, se pondrán a la venta".
"Buena parte del problema viene de las entradas que se dieron a los sponsors y a los equipos para sus amigos y familiares"
En esta misma línea, Brandon, uno de los taxistas que sufre a diario los embotellamientos de la ciudad sin poder acceder al carril olímpico so pena de unas 130 libras (166 euros), expresa de manera contundente su decepción "por el poder desmedido que se ha otorgado a los patrocinadores como Coca-Cola o McDonalds; se ha perdido un poco el sentido del evento en sí". Aunque él no tiene entradas, "mi familia sí consiguió algunas para el baloncesto", dice.
El ejemplo de Sarah, dueña de una tienda de trajes, sirve para entender el alcance del poder de los sponsors. Ella se ha atrevido a desafiar la prohibición de hacer uso del emblema olímpico y las palabras "Juegos Olímpicos" y "Londres 2012" en su escaparate. Una prohibición que se extiende absolutamente para cualquiera que no sea patrocinador. En su caso, ha optado por cuadrar los aros olímpicos y cambiar el orden de las letras. En lo que al sistema de ventas y reparto de entradas se refiere, la dueña afirma que "se podía haber encontrado un sistema mucho mejor. Yo misma solicité entradas y no he conseguido ninguna, aunque sí es cierto que mi marido se hizo con un pase general para vela por 35 libras (45 euros)".
Otra Sarah, ésta jefa de proyecto senior en una agencia de publicidad, comparte la opinión de Michael y Brandon, aunque ella tuvo más suerte: consiguió comprar algunas entradas, invirtiendo la suma de 635 libras (unos 810 euros); en el caso de las fases clasificatorias de atletismo cada pase le costó 150 libras (192 euros cada una). A pesar de mostrar su satisfacción con el sistema informático de venta, sí llama la atención sobre el hecho de que "como VISA era patrocinador, únicamente se podía hacer el pago con ese medio de pago, no con Mastercard", lo que limita las opciones de compra.
Críticas al precio y el sistemaUna de las quejas más extendidas en lo que atañe a las entradas para estos Juegos ha recaído en el sistema electrónico de venta. Sarah, aunque contenta con su compra y con el hecho de que "te avisaran por correo electrónico cuándo te las iban a llevar a casa", no olvida que tuvo que comprar los pases con un año de antelación.
"El sistema se sobrecargó y hubo mucha confusión, hasta el punto de que hubo quien pensó que tenía entrada y no era así"
Así lo requiere "un evento de estas características que atrae la atención de millones de personas en todo el Planeta", comenta Henrieta, convencida de que "con todo, creo que se ha salido de madre, aunque tampoco creo que sea muy diferente de lo que ha pasado en otras ocasiones". En su caso, ella ni siquiera solicitó ninguna entrada por considerarlo "como una lotería, que no me iba a reportar la recompensa que requería el esfuerzo".
Y, en cierto modo, no le falta razón: era como una lotería. La experiencia de Robert, fotógrafo profesional que vive en Brighton, a unos 90 kilómetros de Londres, lo ilustra a la perfección: "Yo solicité hasta 84 entradas para 20 competiciones y sólo conseguí cuatro para el boxeo, este jueves en el Excel, de 20 libras (26 euros) cada una". Robert no quería 84 entradas, pero son las que estimó que tenía que solicitar para tener una oportunidad de hacer con alguna... y cómo él, debieron de pensar muchas personas, sobrecargando el sistema. Un sistema, por otro lado, que Charlotte, jefa de equipo en una agencia de medios, "se sobrecargó aún más cuando, al principio, al ver que originalmente habían puesto los precios muy caros y decidieron bajarlos, la gente quiso reservar en masa y hubo mucha confusión, hasta el punto de que hubo quien pensó que tenía entrada y no era así".
En cuanto al precio, Tod, entrenador personal, asegura que "el consenso general es que eran muy caras, pero a quien le gusta, que no es mi caso, le compensa". Así lo afirma también Robert, de Brighton, que reconoce que "la gente parece estar encantada con sus asientos asegurados pagando un plus de 1.000 libras para los grandes eventos. ¿Quién dijo que hay recesión?". En cualquier caso, apunta, "a través de la aplicación de venta se podía acceder a localidades con precios muy razonables".
Entusiasmo y orgullo patrioA pesar de los incidentes registrados, muchos de los londoners se muestran entusiasmados con el evento. Desde su zapatería, Michael sonríe cuando se describe "cómodamente sentado frente a mi televisor, con una cerveza bien fría, viendo por la BBC todas las competiciones que quiero a la vez. Soy un fanático del rugby pero me pasa igual, prefiero verlo en casa porque se ve mucho mejor". Incluso Sivaraman, el ingeniero de software, hace gala de este entusiasmo pese a su frustración y reconoce que "volveré a intentar hacerme con alguna entrada cuando salga la reventa".
Robert, optimista nato, rompe una lanza a favor de la organización ("lo han hecho lo mejor que han podido") y crítica el "circo mediático generado con la polémica de las entradas". Según él, "los medios de comunicación han amplificado el problema, dando una imagen demasiado negativa, innecesaria, diría yo. Muchos de los asientos vacíos eran para la prensa y resulta muy irónico que ahora sea ésta quien denuncie las plazas vacías cuando ha sido parte del problema".
Otros con Brandon, tiran de orgullo patrio y se confiesa "encantado de que se celebren los Juegos aquí, aunque estemos en recesión; es un modo de demostrar de lo que somos capaces, como ya hicimos en 1948, cuando también eran tiempos de austeridad".
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