Este artículo se publicó hace 17 años.
Los pumas dejan de rugir en París
Suráfrica se postula como candidata al triunfo final tras una exhibición de juego y potencia física que dejó el marcador frente a Argentina en 37-13
Suráfrica tenía prisa por sentenciar. El primer ensayo del partido llegó en el minuto siete gracias a una formidable intervención de Du Preez. El medio scrum surafricano interceptó magistralmente un pase muy arriesgado de Contepomi (ayer la imprecisión fue una norma en el juego de los argentinos) y, tras una fenomenal carrera de más de tres cuartos del campo, logró el ensayo. Después de la transformación de Montgomery (¡qué gran partido el suyo!), el marcador reflejaba un 7-0 que llenó de nervios a los argentinos. Los errores de los pumas se sucedían mientras Suráfrica era un ejemplo de solidez. Fue la metáfora del partido: unos felinos sin fuerza estrellándose ante la roca surafricana.
Argentina concibió esperanzas en el minuto 14, cuando un golpe de castigo transformado por Contepomi situó el marcador en 7-3. Ya no volverían a estar tan cerca en todo el partido. Dos minutos después, otro golpe de castigo (de nuevo, Montgomery) establecía un 10-3 que dejaba claro quién mandaba sobre el césped.
Intervención de Habana
Quizá la acción de mayor belleza de todo el partido la presenciamos en el minuto 31. Bryan Habana volvió a despegar a los Springboks con una intervención estelar. El ala izquierdo surafricano recibió el balón, miró rápido a su alrededor y golpeó con el pie. A partir de ahí, corrió con fe y mostró que es uno de los jugadores de rugby más veloces del mundo. Su ensayo fue fundamental y con la transformación de Montgomery, se llegó al descanso con 24-6. En el minuto 44, Argentina se acercó al situar el marcador en 24-13 tras un ensayo dudoso de Contepomi: el balón se le escapó en el mismo momento de posar el balón en la hierba. Al final, el juez de televisión dio por bueno el ensayo.
De hecho, Argentina se desperezó algo en la segunda parte y dio la cara hasta el final. Sin embargo, Suráfrica sacó a relucir una cualidad que puede darle la Copa del Mundo cuando el próximo sábado se enfrenten en la final a los ingleses: el poderío físico.
El partido finalizó con una nueva exhibición de Habana. A cuatro minutos del final, culminó un robo imposible con una nueva galopada. Fue el 37-13 definitivo. Suráfrica manda.
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