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"Putin debería ver los Juegos desde su casa"

La visita del presidente ruso a Londres levanta polémica. Kasparov le compara con Stalin. La viuda de Litvinenko pide protestar con lazos blancos

DAVID BOLLERO

La visita de hoy del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a los Juegos Olímpicos de Londres ha levantado más de un ampolla. El dirigente ruso se reunirá con el primer ministro británico, David Cameron, en la residencia del 10 de Downing Street. Pero también aprovechará su primera visita a Reino Unido en siete años para asistir a una de las competiciones de judo. De hecho, sorprende que la visita no se haya producido antes, pues Putin, como exjudoca, es un gran aficionado y el equipo ruso ya ha cosechado dos oros y un bronce en esta disciplina.

La primera de las voces discordantes con la visita del presidente ruso ha sido el exjugador de ajedrez y actual presidente del Frente Civil Unido, Garry Kasparov, que en una columna de opinión en el diario The Times no ha dudado en tachar de 'dictador' a Putin. Kasparov recuerda cómo desde su elección como presidente el pasado mes de marzo, 'se han incrementado las multas en Rusia por manifestarse, los opositores son condenados de manera mucho más rápida y las fuerzas de seguridad en el país se han reforzado'.

En este sentido, recuerda la ceremonia inaugural de Londres 2012, dónde hubo lugar para los irreverentes Sex Pistols y, en cambio en Rusia, 'el trío punk Pussy Riot ha estado en prisión durante cinco meses por protestar 60 segundos contra Putin en la catedral de Moscú' y se enfrenta a siete años de cárcel.

A lo largo del artículo firmado por Kasparov, éste reclama la prohibición de que Putin asista a los Juegos, indicando que los únicos intereses que le mueven son 'su poder personal y repartir el dinero público entre sus compinches de manera tan efectiva como sea posible'. El exjugador de ajedrez va más allá e, incluso, afirma que Putin 'gobierna como Stalin mientras vive como Abramovich', el multimillonario ruso propietario del equipo de fútbol inglés Chelsea.

Por este motivo, Kasparov concluye su columna abogando por 'una victoria real sobre la hipocresía olímpica', lo que supondría 'decir a Putin que vea los Juegos desde su casa'. De hecho, pone como ejemplo el caso del bielorruso Alexander Lukashenko, al que no se le ha permitido su paso por los JJOO. Kasparov es tajante al afirmar que 'ya va siendo hora de que el movimiento olímpico, que ensalza los ideales humanos, termine su maratón de romances con los dictadores'.

En su columna, Kasparov no sólo reserva espacio para describir el 'lado oscuro del Barón Pierre de Coubertin', padre de los modernos JJOO, y su 'admiración por Hitler y por el modo en que los nazis organizaron los Juegos', sino que arremete contra el que fuera presidente del COI entre 1980 y 2001, el español Juan Antonio Samaranch.

'Fue un devoto funcionario de Franco y más tarde embajador de España en Rusia, que le ayudo a blindar el apoyo del bloque soviético para su elección en el COI', indica el jugador de ajedrez. Desde su punto de vista, 'el régimen comunista de Moscú siempre consideró el deporte como un medio útil de propaganda y admito que yo mismo me beneficié de la creencia de que una legión de jugadores de ajedrez demostraría la superioridad intelectual de la Unión Soviética frente a la decadencia de Occidente'.

Rusia organizará los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en la ciudad de Sochi, descrita por Kasparov como una 'ciudad subtropical del Mar Negro donde Putin y su séquito han levantado sus residencias palaciegas de verano'. Apoyándose en cifras del servicios de noticias ruso de la BBC, sitúa coste de la organización de esos Juegos en más de 30.000 millones de dólares, más del triple de lo previsto inicialmente.

Marina Litvinenko, la viuda de Alexander Litvinenko, el espía ruso envenenado en diciembre de 2006 con polonio 210 radiactivo en un hotel de Londres, ha sido otra de las voces que se ha alzado contra la llega de Putin. Litvinenko, que se refiere a Putin como 'el dictador ruso', hace responsable directo a éste del asesinato de su marido. Como Kasparov, la viuda del espía indica que 'no tienen ninguna lógica la prohibición a Lukashenko' y que se permita la visita de Putin.

'Los agentes de Putin mataron a mi marido, un ciudadano británico, en el centro de la capital británica y contaminaron a cientos de personas inocentes con veneno radiactivo'. En protesta, Marina Litvinenko, que vive en Londres con su hijo, ha pedido a los londinenses que luzcan hoy un lazo blanco, símbolo de la protesta en Rusia, 'para dar la bienvenida a Putin como merece'. 'Si mi marido viviera', ha añadido, 'estoy segura de que estaría entre los que protestan'.

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