Este artículo se publicó hace 16 años.
"Quiero jugar en España"
La exhibición ante Holanda ha convertido a Arshavin en el gran foco que alumbra la Eurocopa. A los 27 años, Andrei hace un llamamiento a los grandes de nuestro fútbol antes de dejar el Zénit
“Sé que tengo ofertas de Inglaterra y Alemania, pero yo quiero jugar en la Liga española. Es el campeonato que he seguido siempre, me gusta el fútbol que se hace allí. Pero no tengo ofertas de España”. A la una y media de la madrugada, recién salido del control dopaje, Arshavin, el futbolista que ha rendido a Europa a sus piés, dialogó con Público. A sus 27 años, Arshavin ha explotado. Firmó un partido maradoniano ante Holanda. Se dio un festín regateador. Lo corrobora Hetinga, que no se para ante la prensa. Todavía rumiaba esos cambios de ritmo que le reventaron. Iba con la cara larga, la mirada en el suelo y doble rotura: moral y de cintura. Igual que Ooijer.
En Rusia datan la explosión de Arshavin en 2005. Cuando abandonó la banda derecha del centro del campo y empezó a desparramar esas carreras explosivas en los alrededores del área. Ahí es imparable. Desde ahí, se ha catapultado al escaparate internacional. En Europa se dio a conocer esta misma temporada, impulsado por la conquista de la UEFA de su club, el Zenit. Una entidad de mitad de la tabla al que las inversiones de la eléctrica han reflotado.
«¿Descnocido? La gente no conoce el fútbol de Rusia, es posible que nos hayan minusvalorado. Tenemos una Liga cada vez más fuerte y con la selección debe pasar lo mismo. Hay muchos futbolistas buenos en Rusia, aunque la gente lo esté descubriendo ahora Ésto no sólo sucede conmigo. Este torneo es una oportunidad de darnos a conocer», relata Arshavin, todavía con la cara encendida y el cutis brillante de supurar líquido por el esfuerzo realizado. “Me dolían mucho las piernas al final del partido, pero con la recuperación estaré bien para las semifinales. Además, al no haber jugado los dos primeros encuentros puede ser que esté más fresco que los demás», prosigue el futbolista, que al Newcastle le pareció excesivamente caro antes de la Eurocopa. Lo pudo comprar por 15 millones de euros. Después de la que la lió ante Holanda, su precio se ha triplicado.
La ley del regateArshavin es muy directo y orgulloso en el cara a cara. Igual que con el balón en los pies. Arranca decidido e impone su ley, la del regate. Hacía tiempo que no se veía en el área un jugador para desbordar con tanta facilidad en espacios cortos. «El mejor holandes fue Hiddink. Somos rápidos, hacemos un fútbol ofensivo y nunca renunciamos a eso. Seguiremos jugando así, aunque es cierto que a veces descuidamos nuestra defensa. Pero llegar a semifinales lo logramos de esta forma, mirando arriba siempre. Ahora no vamos a cambiar. Dicen que no jugamos como siempre, pero para mí éste es el típico fútbol ruso, con velocidad y calidad», dice envalentonado Arshavin. El partido ante Holanda revivió a aquel Dinamo de Kiev de Lobanovsky y a la selección soviética que 20 años atrás jugó la final de la Eurocopa ante Holanda. También dirigida por aquel zorro que proponía ese fútbol de apoyos cortos y despliegue supersónico. Arshavin representa esa escuela y con ella destrozóa Holanda.
“Le conocíamos, pero no lo suficiente. Hoy nos ha enseñado lo que es capaz de hacer. Tiene muchas cualidades, buena velocidad y habilidad”, explica Engelaard. “Su mejor virtud es el dribling. Nos ha destrozado. Puede jugar 89 minutos mal y luego regatear y marcar gol», decía Mathijsen, otro de los devastados por la velocidad de Arshavin.
«Es muy vivo, muy rápido y muy difícil de parar. Marcó la diferencia. Nos sorepndió. Le sufrimos en el campo. En el segundo y en el tercer gol era imposible cogerle», lamentó un decepcionado Gio, otro de los que sucumbió ante el gobierno del zar: Andrei Arshavin.
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