Este artículo se publicó hace 13 años.
La quinta llega con Nadal
La Armada se impone por 3-2 a Argentina en Sevilla y demuestra con holgura su condición de mejor selección del tenis actual
Rafa Nadal termina el partido revolcado en el suelo, embadurnado de la arena de la pista de Sevilla y con los puños apuntando al cielo. Su tenis acaba de darle a España la quinta Ensaladera, la cuarta en ocho años. El dominio de la Armada en la Copa Davis es brutal y tiene una explicación sencilla: el propio Nadal.
Es imposible discernir el éxito del tenis español sin pasar su figura. Es muy complicado relatar el magnífico momento que vive el deporte en este país sin nombrar a ese gladiador con raqueta.
La ruidosa afición argentina se impuso en La Cartuja y llegó a ser amonestada
Ayer su tarea era derrotar a Del Potro, otro tenista fabuloso. Lo hizo, claro, porque Nadal no suele regatear sus deberes cuando entra en la pista. En ocasiones ha dejado el equipo cojo no acudiendo a viajes complicados como este año en Estados Unidos,pero, cuando aparece en la lista, siempre cumple. No contempla la derrota. De hecho, lleva 20 victorias consecutivas en individuales de Davis. Sólo perdió en su debut. Mezcla sus armas tenísticas con una cabeza privilegiada que le permite mantenerse siempre en pie y no dudar aunque las cosas se pongan muy mal.
Y las cosas se le pusieron muy mal, porque el partido fue un barco a la deriva en el que nadie sabía si Rafa podría naufragar. Empezó con un golpe hondo, con un primer set en el que todo se confabuló contra Nadal, a pesar de que venció el primer juego al resto. Su saque era ligero, escuálido, incapaz. Del Potro, que tiene una derecha incontestable, aprovechaba las pelotas a media pista que le llegaban del servicio del español y respondía con misiles a la línea. Nadal, que jugó infiltrado, se movía con dificultad, cabizbajo, como si el golpe recibido fuese tan grande como para no reponerse. Seis juegos seguidos se llevó el tandilense. Hubo por el camino alguna bola de rotura a favor de Nadal, pequeñas opciones para remontar y volver al set, que eran rebatidas por el durísimo Del Potro. 6-1, un resultado doloroso. Ferrer veía que a lo mejor le tocaba a él saltar a la pista. Confiaba en Nadal, claro, porque tiene el crédito de una carrera impoluta, pero un 6-1 es un 6-1. A lo mejor los problemas físicos que habían menguado su tenis en los últimos meses afloraban de nuevo enSevilla, en el peor momento.
La muy ruidosa hinchada argentina convirtió La Cartuja en una olla a presión. Los gritos de los 2.000 argentinos empujaban al suyo y dejaban cierto desasosiego en el equipo español, que empezaba a tener miedo.
Nadal encontró la táctica para ganar: mover mucho a Del Potro
La cosa cambió, pero no de repente. En el primer juego de la segunda manga, Nadal perdió su servicio con claridad, aún no se había impuesto con su saque. Un juego y un break en contra. Más gritos desde Argentina, más nervios en España. Se recompuso rápido,en el siguiente juego, Nadal rehizo la igualada. Respiró hondo, celebró con timidez los puntos que ganaba y empezó a reconstruir su tenis, a jugar con más inteligencia y movilidad.
El set prosiguió con normalidad. Los dos mantenían el servicio sin pasar apuros. Llegó el 5-4 con servicio de Del Potro y lo que parecía encaminado a un tie break se convirtió en una rotura de Nadal y una igualada en el marcador global. Quedaba mucho, pero el viento había cambiado de dirección y ahora desplegaba con virulencia las velas del barco español. Rafa, por fin, había encontrado su juego.
Se encontró muy cómodo en el tercer set, no falló ni una sola vez, solvente con la derecha, constante en el servicio, excepcional en la estrategia, basada en mover mucho a Del Potro, que tiene más peligro en parado que cuando corre. El vendaval sirvió para devolver el 6-1 y casi dar por ganada la final, una sensación que se acrecentó al vencer los dos primeros juegos del cuarto set. Del Potro, también tocado, parecía renquear y no hubiese extrañado incluso que tirase la toalla. Pero se mantuvo en el partido, remontó el break que tenía en contra y devolvió la igualdad al set dentro de una serie de roturas de servicio por parte de los dos jugadores.
El ruido fue argentinoLa afición argentina callaba a la española. El árbitro hasta tuvo que amonestar al equipo suramericano. Es insólito que los visitantes consigan que el silla esté cerca de quitarle un punto por los rugidos de su afición. En ese ambiente bélico se llegó al tie break, donde la incertidumbre es general. Pero ahí no hubo dudas. Nadal metió una marcha más y ganó todos los puntos de la muerte súbita. 7-0, cuarto set, quinta Ensaladera.
El balear cerraba la Davis por primera vez en su carrera. En la pista aparecían solaces Ferrer, Costa, Verdasco, Feliciano y Granollers, también artífices de una tremenda victoria. Todos ellos campeones y, como dice el cántico que utiliza el equipo antes de los partidos, agradecidos de que Nadal sea español. El año que viene, sin él de por medio, todo será más difícil.
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