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Rafa ya recuerda al mejor Nadal

El español arrolla a Gasquet en su estreno (6-2, 6-2 y 6-3). El alemán Kiefer, próximo rival

GONZALO CABEZA

La seguridad ha dado paso a la incertidumbre. Ahora es imposible ver a Nadal sobre la pista y no pensar en sus lesiones. Antes se daba por hecho que las primeras rondas las pasaría con solvencia porque, al fin y al cabo, es uno de los mejores de la historia. Ahora, la rodilla maltrecha le ha minado la confianza, le arrebató de un zarpazo el número uno y el torneo del año donde se forjan los mitos, Wimbledon, pero, a pesar de todo, no ha podido con su talento.

Ayer volvió a demostrar que volverá. Su saque, que siempre ha sido lo peor de su repertorio, necesita más tiempo, pero ya ha empezado a recuperar la jerarquía en la pista y no juega a varios metros de la línea. Nadal vuelve a ser Nadal. Agresivo, veloz, desafiante, y con golpes geniales, ganó fácil (6-2, 6-2 y 6-3). Para ser una primera ronda, Gasquet era un regalo envenenado, aunque el español ya no se sorprende con el francés. Ambos se conocen desde la infancia. Los dos estaban llamados a ser el futuro del tenis de sus países y campaban por el circuito junior impresionando a la concurrencia. Cuando Gasquet tenía nueve años, la portada de la revista de tenis más importante de Francia se preguntaba si aquel imberbe era el elegido para sacar a los galos del desierto que atraviesan desde la victoria de Noah en París en 1983.

Su mayor rival era Nadal. El español es quince días mayor y tienen estilos antitéticos: donde Gasquet pone elegancia, Nadal responde con fuerza; frente a la sobriedad del francés, la exuberancia del balear. Era el duelo perfecto.

Los niños prodigio se convirtieron en hombres y llegó la ruptura. Nadal creció como jugador, lo que en él se intuía se multiplicó hasta el infinito, y Gasquet se quedó en promesa, su cabeza nunca fue tan brillante como su juego y en el mundo de los hombres no dejó de ser un niño. Hace tres meses dio positivo por cocaína. Nadal le defendió, no podía pensar que su amigo hubiese hecho aquello. Las autoridades deportivas no pudieron demostrarlo y le redujeron la sanción de diez a tres meses. Ayer se volvieron a encontrar, unidos por su pasado pero también por algo más. Ambos tratan de escapar del peor momento de sus carreras.

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