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El campeón español que salvó a su familia del desahucio

Ray Zapata llegó de niño a Canarias desde República Dominicana y su madre se jugó el pan familiar para pagarle todo. Años más tarde, él se lo devolvió salvándoles de la crisis. Hoy es la gran esperanza de la gimnasia española y claro candidato a medalla en Río

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Ray Zapata, en el CAR de Madrid durante la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

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MADRID.- Un centenar de escalones de mármol conduce al lugar donde un puñado de españoles hace magia. Al descender, te acompaña una inmensa piscina olímpica, aún en la penumbra a primera hora, una humedad casi asfixiante y varios cuadros enormes de algunos de los mejores deportistas olímpicos patrios de todos los tiempos. Casualidad o no, el último, el que preside el pasillo que da a la última sala de la última planta, es el de Gervasio Deferr, plata y doble oro olímpicos en gimnasia. Una década después, el catalán se ha convertido en ídolo, descubridor, mentor y entrenador durante cierto tiempo de Ray Zapata, la gran esperanza de la gimnasia española.

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Por si ya hubiera pocos obstáculos, su salto al CAR llegó dos años más tarde de lo habitual. Con diecisiete en vez de los quince a los que la mayoría acostumbran a recalar. “Ya era muy tarde. No sé que hubiera sucedido si hubiera comenzado antes, pero estoy conforme con lo que he conseguido hasta ahora”, dice nervioso, con cierta timidez. Sorprende, dada la personalidad que suele mostrar en público. No careció de ella cuando siendo un chaval sus amigos no paraban de insistirle en que lo de la gimnasia era algo de niñas. “Me decían constantemente: ‘Déjalo porque es de chicas y no vas a sacar nada de ahí’. Pero me daba igual. Yo lo que quería era conseguir mi objetivo”. La meta de ser profesional, llegar al estrellato, ser el mejor.

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Ray Zapata, en el CAR de Madrid durante la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Nunca desistió su madre en ese empeño por conseguir una mejor calidad de vida para los suyos. Ni siquiera cuando se jugó el pan de la familia al tenerle que pagar a Ray todos los gastos para que entrenara y compitiera a fin de destacar y poder lograr su sueño. Un pastizal. “Y mi madre era ella sola, con su trabajo. Somos tres hijos y tenía que mantenernos a todos, pagar la casa y las facturas con un sueldo no muy elevado”. De hecho, lo estuvo haciendo hasta hace apenas tres años, cuando apareció Gervasio Deferr, quien anteriormente le había echado el ojo en un Campeonato de España, como un ángel de la guarda. “Estaba cansado de que no me hicieran caso ni en Madrid ni en Barcelona y en septiembre de ese año tenía pensado dejarlo todo si en diciembre no me llamaban para irme al CAR. En noviembre llegó Gervi y me dijo que estaba todo listo. Menos mal, porque se acercaba la fecha y yo estaba tirándome de los pelos porque no quería abandonar la gimnasia”.

Ray Zapata, en el CAR de Madrid durante la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Ray es puro músculo en sus ciento sesenta y nueve centímetros. Y no lo ha logrado a base de una estricta dieta, precisamente. “Normalmente como un poco lo que me apetece aunque hay momentos en que me tengo que alimentar un poquito mejor. Hay otros que se cuidan mucho más, con comida biodegradable e incluso vegana, pero a mí eso no me va. A veces, puedo subir de peso, pero, como hago mucho deporte, todo lo que como se convierte en músculo”.

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Ray Zapata, en el CAR de Madrid durante la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

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