Este artículo se publicó hace 12 años.
Ricky rejuvenece con el cirujano Adelman
El base español culmina una primera semana de película en los Timberwolves
La NBA es como el salvaje Oeste: sólo los más fuertes y talentosos sobreviven. Pocas leyes en la pista y menos sistemas en los discos duros de los entrenadores. Allí, los tiempos muertos son más sermones de autoayuda o motivadores que esas pinturas abstractas sobre las pizarras que tanto abundan en el baloncesto de fuera de Estados Unidos. Allí, también un jugador se cansa de jugar, pero nunca de entrenarse. Dos mundos opuestos, dos filosofías dispares para un mismo deportista. Hay quien se siente mejor en un hemisferio que en el otro. O, como en el caso de Ricky Rubio, quien necesita cierta libertad para recuperar ese regusto dulzón para el baloncesto.
El base de los Timberwolves de Minnesota ha deslumbrado en su primera semana en la NBA. Cuesta explicar la diferencia con ese base taciturno que pasó de puntillas por el Eurobasket. Todo ahora parece volver a su cauce. Él se divierte, los que están a su alrededor se aprovechan y los que le contemplan desde la grada corean su nombre. La NBA ya ha organizado un sondeo en su web oficial sobre la posibilidad de su presencia en el próximo All Stars. El resultado es abrumadoramente favorable. ¿Cómo explicar que un jugador al que se le reprochaba su pésimo lanzamiento exterior (en Lituania sólo anotó uno de los 15 que intentó) promedie ahora un 66% en triples? Quizá la respuesta esté en que en Europa Ricky lanzaba con ese porcentaje en su cabeza. Hacía la cuenta y la probabilidad de no encestar lo bloqueaba todo. Ahora no hay pasado, no hay una temporada pasada en la que ojear. Ese ha sido el mejor tratamiento para un jugador envejecido los dos últimos cursos.
Ya es el novato con mayor eficiencia en pista de toda la competición
Ante los Mavericks, los actuales campeones, el español consiguió 14 puntos, siete asistencias y cuatro rebotes. Anotó en momentos decisivos y acertó en la mayoría de decisiones que tomó en la pista. No hay novato más eficiente en toda la NBA que Ricky. Sus promedios son de 9,5 puntos y 7,3 pases de canasta en esta primera semana como profesional. Ante Dallas hasta se atrevió a dar un pase por debajo de las piernas de Dirk Nowitzki.
Esta fiebre Ricky Rubio que llena el Target Center como en época de Kevin Garnett tiene el freno de su entrenador, Rick Adelman, un tipo que le devolvió al baloncesto con esos maravillosos Sacramento Kings parte de lo que le quitó al atornillar al banquillo a Drazen Petrovic en su etapa en Port-land. Ahora está en camino de redondear otra gran obra: la de guiar los trascendentales pasos del español en el complicado mundo de la NBA. Lo primero que debe afrontar es el momento de darle la titularidad del equipo, a lo que responde: "Aún estamos evaluando el equipo. Va a tener sus minutos. Lo que más me admira de él es que a pesar de la presión que tiene y de la cantidad de gente que hay pendiente siempre da la cara", dice el técnico que puso en manos del descarado Jason Williams esos Kings.
Puede que Adelman no caiga en la cuenta de que los focos ya no pueden deslumbrar a un chico de 21 años que lleva desde los 13 con miles de bombillas frente a él. Su juego ya está más que adaptado a esa luz. Lo único que necesitaba era un poco de rienda suelta y desengancharse de tanto debate sobre si sí o si no. Si era para tanto o se exageró. Ese debate ya está a miles de kilómetros de Minneapolis.
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