Este artículo se publicó hace 14 años.
La risa cambia de barrio
El Barça pierde puntería, se escuda en la inversión del Madrid y se siente con la presión arbitral encima
Sólo la charla de Pellegrini tuvo el domingo aire solemne en el despertar del Madrid como nuevo líder. En cuanto el chileno ordenó romper filas, las bromas delataron el vuelco en la clasificación. Una cuestión de falta de puntería, cansancio y lesiones, analizado desde Barcelona. Una suma de fútbol y pegada visto desde el Madrid.
En el día después del liderato, a Drenthe le dio por burlarse de los andares estirados de Cristiano cuando este iba camino del gimnasio junto a Benzema y Ramos. "Pero anda de otra manera", le gritó el holandés. Cristiano, a lo suyo, se puso a hacer toques con un guante liado. Higuaín le estampó un balón en el trasero a Xabi Alonso, que ejerció de feliz capo de vestuario con amenazas entre sonrisas.
El Madrid es feliz, pero pudo no serlo. Ante el Sevilla se vio obligado a una tensión y un sobreesfuerzo que Pellegrini no quiere padecer ante el Lyon, su gran preocupación desde ayer. "En la Liga dependemos de nosotros. En el partido del miércoles hay que tener paciencia y concentración", se le escuchó al chileno de fondo en la plomiza mañana de ayer. "Nos ha dicho que no podemos salir dormidos", apuntaló un dicharachero Guti, que bromeó con las peroratas en chino del nutrido grupo de periodistas de Hong-Kong que visitó Valdebebas.
En el Madrid existe la certeza de que la caza del Barça se ha fraguado en medio de la adversidad. Que el equipo se ha mantenido de pie tras el alcorconazo, las dudas sobre Pellegrini y la multitud de lesiones. "La clave del despegue definitivo estuvo en Riazor. Nos hicimos muy fuertes como equipo", asegura Ramos. Desde aquel primer partido de la segunda vuelta, el Madrid ha conjugado pegada y fútbol. En esas seis jornadas ha marcado 23 goles y ha encajado 6.
NaturalidadEl Barça asume la pérdida del liderato con la misma naturalidad con que encabezó la clasificación las últimas 12 jornadas. Incluso el famoso entorno, de opinión pendular según los resultados, no se rasga las vestiduras. "Sólo faltaría que después de gastarse 270 millones no estuvieran peleando con nosotros", defiende Guardiola. Aún así, preocupa la falta de contundencia. La estadística señala un problema de eficacia. La temporada pasada, a estas alturas, el Barça sumaba dos puntos menos, pero 13 goles más. Ante el Almería, necesitó chutar 23 veces (ocho entre los tres palos) para marcar dos goles. Además, los jugadores parecen empecinados en plantarse frente al meta con el balón en los pies. La falta de disparos lejanos los hace muy previsibles. A eso hay que sumar la dependencia goleadora de Messi en las últimas jornadas (lleva 19 tantos). Con Henry desaparecido e Ibrahimovic desquiciado y falto de adaptación -ha firmado un gol en los últimos nueve partidos- sólo Pedrito ayuda.
El Barça, que a pesar de todo sigue jugando muy bien, también acusa el cansancio acumulado, que ha restado frescura y velocidad a su fútbol combinativo; las lesiones, que han obligado a Guardiola a cambiar de un partido a otro la defensa en los últimos encuentros; y la acumulación de hombres por el centro que restan profundidad y amplitud al juego. Otra preocupación es que el ambiente generado, tras insistir en que existen supuestas ayudas arbitrales al Barça, le pase factura.
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