Este artículo se publicó hace 17 años.
Robinho se da un festín contra el Olympiacos
El brasileño, con dos goles y un partidazo, pone a sus pies a la afición madridista y brinda un triunfo sufrido a Schuster (4-2).
El internacional brasileño Robinho, centro de la polémica durante la última semana, fue la gran estrella en la victoria del Real Madrid en el partido de la Liga de Campeones en el que los hombres de Bernd Schuster vencieron (4-2) al Olympiacos griego, con lo que lideran en solitario el grupo C de este torneo.
Schuster dio entrada de principio a Robinho, sancionado con un expediente informativo -que posiblemente se transformará en multa económica- por su retraso la pasada semana tras el Brasil-Ecuador, que acabó con 5-0 para los locales, y, según las malas lenguas, en una loca fiesta de los deportistas canarinhos. Preservar a Robinho. Y la felicidad del paulista. Eso es lo que decidió Schuster y al final los hechos le dieron la razón.
Robinho le devolvió el favor al alemán. De sus botas salió el pase del primer gol, que pudo haber sido de Ruud Van Nistelrooy, pero, que, tras el rechace de Antonios Nikopolidis, lo anotó Raúl, que encarriló la victoria merengue en su partido 400 en Europa. Más tarde, Robinho firmaría el empate a dos. Luego forzó el penalti que falló Van Nistelrooy. Y salió glorioso del Bernabeu tras marcar el 3-2 y concederle el cuarto y último a Balboa.
El Olympiacos casi amarga la fiesta
Los griegos parecían optar por la contención y, como se dejaba entrever en la víspera, Panagiotis Lemonis no alineó de entrada al serbio Darko Kovacevic, dejando solo en punta al congoleño Lomana Lua Lua, con cinco centrocampistas por detrás de éste.
Pero en el séptimo minuto surgió, como no, la figura de Luciano Galletti -al que tampoco han olvidado ni la afición del Zaragoza, ni la del Atlético de Madrid-. El argentino casi siempre marca contra el Madrid. Hoy no iba a ser menos y definió tras gran jugada por la izquierda del serbio Predrag Djordjevic, capitán de los visitantes.
Poco después del empate, se produjo un lance que pudo resultar decisivo: la expulsión de Vassilis Torosidis, por roja directa, tras derribar a Ruud cuando el holandés encaraba portería. Al Madrid le quedaban 77 minutos con superioridad numérica sobre los del Pireo.
Otro brasileño, el 'trotamundos' ex madridista Julio César, evitó otra ocasión de Raúl y Nikopolidis, el mejor de la primera parte, efectuó otro 'paradón' a tiro de Robinho. Pero al descanso, empate.Y nada más reanudarse, Julio César aprovechaba un despiste defensivo blanco y adelantaba a los griegos, que veían que se podía repetir el sueño de Bremen, donde habían logrado ante el Werder, a principios de mes, el único triunfo en Liga de Campeones de toda su historia.
Robinho explotó en el tramo final
Schuster sacó a Higuaín.Un toque genial de Guti habilitó por la derecha al sevillano, cuyo centro remató de cabeza Robinho, que tras empatar, besó el escudo y corrió a abrazarse con Schuster. De bien nacidos es ser agradecido. El Madrid se lanzó en tromba, pero la valentía del Olympiacos convirtió el partido, flojo en la primera mitad, en un auténtico choque de 'Champions'.
La emoción emanaba cada vez con mas fuerza. Una de las 'fantasías' de Robinho dio origen al penalti, a falta de quince, que desperdició Van Nistelrooy. Y que pudo desembocar en un drama si el infatigable Djordjevic aprovecha una posterior contra.
Pero de nuevo el Madrid se aferró a la épica -con uno más, eso sí- y Robinho, con la puntera -y con el corazón-, logró el 3-2, antes de regalarle el 4-2 definitivo a Balboa, que se sumó a una fiesta en la que en los minutos finales brilló el coreado Iker Casillas, que colaboró eficazmente en el triunfo del equipo de Schuster. Que lidera en España y en Europa.
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