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La Roja no se toma en serio

España se levanta después de que Italia le hiciera pagar su desinterés inicial y acaba perdiendo cuando mejor jugaba. Las lesiones dejaron en evidencia la lista sin defensas de Del Bosque. Xabi marcó de penalti

JOSÉ MIGUÉLEZ

Como la Supercopa de España le daba lo mismo, Italia apareció muy centrada y metida, sin atender al próximo domingo. La Roja, en cambio, salió distraída, infectada de suficiencia, muy desentendida de sí misma. Demasiado ocupada o pendiente del fin de semana, de cómo repartir los minutos de los jugadores pertenecientes a los dos únicos equipos que al parecer interesan a la humanidad... Sin cuidar la estrella del pecho. Tentando otra vez, pese a los avisos, a los sopapos que no hace mucho ya le dieron Argentina y Portugal.

España no se pareció a España en la alineación, y le costó parecerse en el juego. Emitió señales de no tomarse muy en serio la cita desde la convocatoria, con las líneas descompensadas (al final sin más defensas que los cuatro del once) y levantando la mano en los permisos (uno, el de Xavi, el que conduce y pone el estilo, resultó extremadamente doloroso). Y no abandonó ese nocivo aire informal hasta bien entrado el partido. Ya con el marcador en contra, claro.

Por más que Del Bosque abandonara su habitual pose calmada y se desgañitara a la voz de “aguantar el balón, coño”, a España le costó localizar a su mejor amiga. La pelota fue exclusivamente de Italia en el primer tramo, en el que mientras La Roja dormía, la azul arrasó. Intensidad, toque, desmarque y llegada: Italia tampoco se parecía a Italia, a la vieja Italia. Su actual seleccionador, Prandelli, intenta jugar a otra cosa más estética y fascinante. Durante un buen rato, pasó por encima de España.

Criscito, el lateral izquierdo, fue en esa fase un huracán. Primero remató personalmente al palo y luego no se cansó de ganarle la espalda a la zaga española, frágil a capricho, con pases endemoniados. En uno de ellos, Montolivo apareció para inyectar delicadeza y virtuosismo al primer gol. En los demás, Casillas opuso sus dotes de santo. En todos los casos, quedó retratada la defensa roja. Una línea que, como castigo poético a una lista deforme, fue quedándose en los huesos por las lesiones con el paso de los minutos. España terminó con Busquets de lateral derecho y Javi Martínez de central. Y con Arbeloa, de lateral izquierdo: o sea salvo Albiol, suplente habitual en su equipo, todos fuera de su sitio natural .

Como el fútbol a veces es menos justo que caprichoso, y bien lo sabe la historia de Italia, España alcanzó el descanso con empate en el marcador (gracias a un penalti que no lo fue sobre Llorente). Un injusto desenlace provisional que se corrigió, también injustamente, al final.

Porque Del Bosque hizo retoques en la segunda mitad. Dejó descansar a Iniesta, entregó el debut a Thiago (discreto), añadió mordiente con Villa y vació de acompañantes innecesarios a Xabi en la zona de contención. La Roja mejoró, encontró la pelota y agradeció los pasos hacia atrás que fue dando Italia. Justo cuando el equipo tenía peor pinta, por los remiendos, resultó mejor. Emergió Silva, asomaron las triangulaciones, los rasgos del estilo y las ocasiones; las razones para la victoria. Pero como el fútbol tiene sus propias rarezas, fue de sus mejores momentos de donde España extrajo una derrota que en realidad se buscó mucho antes. Un campeón demanda dedicación exclusiva. Pero España, como su jefe, se empeña en olvidarlo con demasiada frecuencia

Italia: Buffon; Maggio, Ranocchia (Bonucci,m.77), Chiellini, Criscito; De Rossi (Aquilani, m.65), Pirlo, Montolivo (Nocerino, m.75), Thiago Motta (Marchisio, m.49); Cassano (Balotelli, m.59) y Rossi (Pazzini, m.59).

España: Casillas (Valdés, m.46); Iraola (Villa, m.46), Albiol, Piqué (Busquets, m.44), Arbeloa; Xabi Alonso, Javi Martínez; Cazorla (Mata, m.80), Silva, Iniesta (Thiago, m.46); y Torres (Llorente, m.15).

Goles: 1-0. M.11. Montolivo recibe de Criscito y bate a Casillas de preciosa vaselina. 1-1. M.36. Xabi Alonso, de penalti cometido supuestamente por Chiellini a Llorente. 2-1. M.84. Albiol desvía a la red un remate de Aquilani.

Árbitro: Brych (Alemania). Amarilla a Arbeloa, Chiellini y Balotelli.

San Nicola de Bari: 46.000 espectadores.

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