Rooney (24 años) es una estrella de fútbol, pero bien podría enfundarse unos guantes y subir a un ring, algo con lo que soñó en su niñez. De nariz chata, cuerpo ancho, poco pelo y bíceps considerables, su físico y agresivos modos de boxeador amedrentan a no pocos rivales. El Bad Boy (chico malo), sin embargo, le tiene pánico al viejo y enjunto Ferguson, su mentor y entrenador en el Manchester United.

El domingo ante el Hull City, el delantero inglés marcó el 1-0, pero en el minuto 60 erró al ceder el balón hacia su defensa. El fallo acabó en penalti y en el consiguiente empate. A Rooney se le vino el mundo encima. De tez blanca, empalideció hasta volverse transparente pensando en la reacción de sir Alex Ferguson que el jueves cumple 68 años en el vestuario.

Apodado El secador de pelo por el tono de sus broncas, el entrenador escocés es famoso, amén de por su longeva trayectoria 24 temporadas y nuemrosos éxitos en el United, por haber arañado el idolatrado rostro de David Beckham con una bota que pateó en uno de sus ataques de furia.

Por fortuna, Rooney participó activamente en los dos goles mediante los que el Manchester acabó solventando la cita ante el Hull (1-3). 'Fue un descanso resopló tras el partido. El entrenador no hubiese estado muy contento si la cosa hubiese terminado en empate'. Ferguson, condescendiente, le felicitó: 'Ha tenido un fallo, pero fue su único momento malo. Hizo un partido excelente'. Y guardo su ira para mejor ocasión.

Los reds están obligados a ganar mañana ante el Wigan para seguir la estela del Chelsea, que ayer tuvo que apelar de nuevo a la fortuna para remontar ante el Fulham en el último suspiro (2-1).