El salario mínimo de las jugadoras aún es nueve veces inferior al de los hombres
Las profesionales de la Liga F van a cobrar un mínimo de 21.000 euros esta temporada tras el acuerdo con la patronal. En la competición masculina los jugadores de Primera División cobran como poco 182.000 euros anuales y 91.000 en Segunda.
Madrid-Actualizado a
La desconvocatoria de la huelga de las jugadoras de la Liga F tras el acuerdo alcanzado entre los cuatro sindicatos –-FUTPRO, AFE, Futbolistas ON, CCOO y UGT- y la patronal para los próximos tres años sobre el salario mínimo que cobrarán las jugadoras supone, según la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que el fútbol femenino español "ha entrado de lleno en el profesionalismo".
A partir de esta temporada las jugadoras cobrarán un salario mínimo de 21.000 euros aunque esa cifra podría llegar a los 23.000 euros. Esta cantidad irá aumentando con el paso del tiempo: para la temporada 2024-25 el salario mínimo será de 22.500 euros, una cifra que puede aumentar hasta los 25.000, y en la tercera campaña, la 2025-26, pasará a ser de 23.500 euros, susceptible de crecer hasta los 28.000. En los tres casos el posible incremento dependerá del crecimiento de los ingresos comerciales de la competición femenina.
Además del incremento salarial, el nuevo convenio del fútbol femenino elimina el contrato a tiempo parcial, una figura que hace tiempo que no existe en el fútbol masculino. Hasta ahora el convenio colectivo del fútbol femenino español firmado en 2020 establecía un salario mínimo de 16.000 euros anuales para las jugadoras con contrato a jornada completa y 12.000 a jornada parcial.
Pese al acuerdo económico, la AFE advierte que aún hay que avanzar en cuestiones muy importantes para el desarrollo del fútbol femenino tan importantes como maternidad, protocolo de acoso, derechos de imagen y lista de compensación –la cantidad que un club debe pagar a otro por los derechos de formación de una futbolista sub-23 que termina contrato–.
La mejora de las condiciones salariales de las jugadoras es significativa, pero aún está muy lejos de las de los hombres. De hecho, el salario mínimo que van a cobrar las jugadoras es nueve veces inferior al de los futbolistas profesionales. Según el convenio, un jugador de la liga profesional masculina cobra un sueldo mínimo de 182.000 euros al año si juega en Primera División. En Segunda, un jugador cobra como mínimo 91.000 euros por temporada.
Hay otras diferencias sensibles. De acuerdo con los datos proporcionados por la FIFA durante el reciente Mundial femenino de fútbol, las jugadoras tienen un salario medio de 13.000 euros anuales. Además, según FIFPRO, el sindicato internacional de jugadores –organización que engloba a sindicatos de 66 de países–, el 47% de las mujeres en el mundo no cobran por jugar al fútbol, y solo el 10% tiene un salario digno para subsistir practicando este deporte.
Las diferencias salariales también son evidentes en la selección española. Es cierto que en junio de 2022 la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) equiparó los porcentajes de los patrocinios y de los premios que reparten tanto la UEFA como la FIFA a las selecciones que participan en fases finales de Mundiales y Eurocopas, pero eso no ha implicado que hombres y mujeres cobren lo mismo ya que no generan los mismos ingresos.
Ejemplo de ello es lo ocurrido en los dos últimos Mundiales. Las jugadoras de la selección cobraron 248.000 euros por ganar la competición, mientras que los jugadores habían pactado 400.000 si ganaban el Mundial de Catar (cosa que no sucedió).
El último Mundial disputado en Australia y Nueva Zelanda evidenció la proyección que ha tomado el fútbol femenino no sólo en España sino en todo el mundo, pero aún quedan muchos pasos por dar. Esta misma semana el Consejo del Fútbol de la UEFA consideró prioritario el bienestar de las jugadoras y prestar una atención mayor a sus necesidades.
El máximo organismo del fútbol europeo presentó recientemente un documento titulado Estrategia de Fútbol Femenino. Dicha estrategia recomienda aumentar las iniciativas para fomentar una mayor representación de las mujeres en puestos de liderazgo dentro del fútbol, así como nuevas oportunidades de competición, protección de las jugadoras, mejora de unas estructuras de las canteras y un mayor apoyo a las federaciones nacionales pequeñas y medianas.
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