Este artículo se publicó hace 14 años.
"Nos sentimos incómodos"
Los jugadores del Madrid reconocen su impotencia
Día diez, día fatídico. El Real Madrid perdió con Alcorcón, Lyon y Barcelona en ese mismo dígito de noviembre, marzo y abril. Dos competiciones ya se echaron a perder; la liga, tras la derrota de este sábado, se complica. "Nos sentimos incómodos, esa es la realidad del partido", reconoció el director general del Real Madrid Jorge Valdano. El mandatario reconoció la entrega de sus jugadores, aunque no fue suficiente para poner en apuros a la maquinaria del Barcelona.
Aunque clásicos ha habido muchos, resultó evidente en las declaraciones de los máximos representantes de ambos equipo que este nuevo episodio de esta gran rivalidad tenía un significado muy especial. "Es el partido más especial de los Madrid-Barça de cuantos he vivido, esa es la verdad. No he vivido nada parecido", decía Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Real Madrid. Eso sí, competencia superlativa sazonada con elegancia. La cordialidad de ambas partes fue la nota dominante del encuentro entre las dos directivas en la tradicional comida previa a la cita deportiva. Tal es así, que Florentino Pérez, presidente blanco, no ocultó sus preferencias sobre la Champions League, que vivirá su último capítulo en el Santiago Bernabéu y que tiene a los azulgranas como máximos favoritos: "Asistiré a la final y si el Barcelona juega la final me gustaría que fuese el campeón".
Nervios en el palcoEl dirigente madridista también se refirió antes del partido al anuncio de Guti sobre su intención de dejar el club, comentó: "Le gusta pensar que hay otras ligas donde puede motivarse más, pero cuando pasa el tiempo acaba diciendo que ésta es su casa. Cuando yo llegué, le quería el Milán y ponía un dineral, pero no quiso irse de un sitio en el que lleva desde que tenía once años. Los genios tienen estas cosas", aseguró Pérez.
Los gestos en el palco del presidente reflejaron la tensión y la trascendencia del encuentro. No disimuló su decepción en un par de contras en la que sus jugadores no acertaron en el último pase o esa ocasión en el remate de cabeza de Xavi Alonso. Tampoco pudo reprimirse en el mano a mano entre Van der Vaart y Valdés.Fue una noche de muchos gestos, de impotencia ante el gobierno absoluto del Barcelona en el terreno del juego.
Mientras, en el banquillo del Real Madrid también se hacía sentir la importancia de la cita. Raúl vivió de pie toda la primera parte unos metros por detrás de Pellegrini; quién sabe si habrá más partidos como estos en la carrera del 7 blanco. Nada más salir a calentar se abrazó con Pep Guardiola, quizá algún día lo hagan como entrenadores.
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