Serbia exhibe su futuro

"Ahora se les puede pedir. En poco tiempo, habrá que exigirles", asegura DuzanIvkovic. El seleccionador serbio defiende su discurso de forma interesada. De vuelta de todo, Ivkovic, el viejo zorro del baloncesto balcánico, prefiere proteger a una generación de veinteañeros en la que la suma de unos egos que ya asoman tendrá que aprender a convivir con su excelencia y con noches como la de hoy, en la que detrás de un partido ya empiezan a aparecer campeonatos.

Ayer, su presente, que pregona un interesante futuro, empezó a discriminar a sus referentes en la semifinal ante Eslovenia (96-92). Entre toda esta panda de jóvenes rebeldes, que se mueven de forma destartalada a ritmo de iPod, sobresale Teodosic. El desparpajo con barba de tres días. El líder que lo es porque así lo siente.

Cuando Eslovenia jugaba ayer a ser Eslovenia, con todos sus atributos de buen gusto, talento y, especialmente, esa debilidad psicológica que no ha superado la llegada de Zdovc al banquillo, que se traducían en una ventaja de seis puntos (72-78, min. 38), el escolta del Olympiakos se comportó como esos chicos que han aprendido a jugar en la calle con todo el carácter que ello imprime. Buscó cada pelota para jugarsela él, sólo él, y Serbia se convirtió en la Grecia de hace dos años (entonces, en Madrid, los helenos remontaron 12 puntos a Eslovenia en apenas minuto y medio, en cuartos de final).

Siete puntos del escolta serbio forzaron una prórroga en donde Serbia se convirtió en el rival de España. El capricho de este Europeo ha vuelto a citar al equipo que le metió las dudas a los de Scariolo en plena competición. "Pero ahora ya no es el mismo equipo. Han crecido infinitamente y ellos son los claros favoritos", reitera Ivkovic.

De nuevo, el juego del despiste para ganar tiempo. Si hoy logra la victoria, como sucedió hace casi dos semanas, sus niños habrán terminado con su madurez. Entonces, tendrá que cambiar su discurso para exhibir su presente. Esta quinta que lidera Teodosic.