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"Si Simeone me pide consejo, dejo el periodismo"

El redactor del diario 'AS' cuenta que lo que le une al Atlético de Madrid es que ni a él ni al club les gustan 'los poderosos y la prepotencia'

ALFREDO VARONA

El personaje de Manolete no devora al nostálgico, a un hombre como Manuel Esteban (Madrid, 1957), que en esta entrevista no parece ningún fanático. 'Si el Atlético no gana esta noche al Madrid no hay problema: dormiré más feliz que un torero'. En realidad, Manolete aprovecha esta oportunidad para reivindicar el periodismo de ayer. 'He sido un gran reportero', admite en estos tiempos en los que nunca jamás se considerará un mito, digan lo que digan en la radio. 'Soy un currante que pasa hasta 17 horas en la redacción'. Evidentemente, no todas son de trabajo porque entonces podría rellenar él solo tres o cuatro periódicos. 'Pero las horas hacen falta, porque ahora también es la web, la radio, los blogs, los compañeros...'

En su época en 'Marca' me acuerdo de leerle como enviado especial en el Mundial de Italia 90, de admirarle por historias distintas. Era un periodista, no un mito.
Ahora, por encima de todo, me considero un currante.

Ahora, lo llaman El Mítico.
Son los nuevos tiempos del periodismo, que hay que aceptarlos tal y como son. Pero, si le digo la verdad, me gustaría más que me llamasen periodista. Pero si me llaman El Mítico tengo que aceptarlo, lo hacen para acercarme más a la gente.

¿Compensa todo este cambio?
Es que me gusta mucho el periodismo. Es más, por el periodismo hago lo que haga falta. Pero también lamento que por desgracia haya dejado de ser lo que fue.

¿No es usted uno de los culpables?
No lo creo. Si buscamos culpables, hay que mirar a los jefes de altos vuelos. Leía el otro día el libro de José María Izquierdo y me sentí plenamente identificado con una frase suya: 'Yo sólo soy una persona que le gusta contar lo que les pasa a otras personas'.

¿Qué importa más, la popularidad o el trabajo bien hecho?
Yo siempre creo en el trabajo bien hecho. Al menos, lo intento, porque intentarlo me hace feliz. Sobre todo, porque tengo que estar agradecido a la posibilidad de tenerlo. No dudo que soy un afortunado y el hecho de que exista Manolete no quiere decir que yo me olvide de Manuel Esteban. Nada más que entro por la puerta de casa, vuelvo a mi vida y aprovecho para leer, escuchar música o para ser como soy.

¿La afición del Atlético necesita un periodista como usted?
No, al contrario. Manolete necesita a la afición del Atlético y entre los dos nos convencemos de que podemos soñar con lo imposible o de que lo imposible no existe. Quizás nos sentimos tan unidos porque a ninguno de los dos nos gustan los poderosos o la prepotencia y aún menos en un país que acaba de superar los seis millones de parados y en el que los cincuentones como yo, los que llevamos toda la vida tirando del carrito del pescado, tenemos esa deuda de dejar un mundo mejor. Al menos, yo siento que tengo esa deuda pendiente con mi hija de 16 años y que el próximo año irá a la universidad.

¿Y cómo se soluciona?
Nunca entenderé que España gane la Eurocopa y salgan un millón de personas a la calle y, sin embargo, con lo que está pasando ahora, haya manifestaciones que no lleguen a ese número.

¿Acaso usted va a alguna?
Sí, claro. Yo procuro estar en casi todas en las que creo.

¿A veces, no tiene la sensación de escribir bobadas?
Qué mala leche tiene (risas), pero a veces puede ser verdad que me ajuste demasiado al guión.

¿Y eso no le daña como periodista?
No tiene por qué. Creo que ya he demostrado lo que debía demostrar en esta profesión. He sido un gran reportero que ahora, simplemente, acepta su papel, que es el de adaptarse a los nuevos tiempos. Tengo que trabajar. He de hacerlo.

Al leerle, da la sensación de que es un mal perdedor. ¿La afición del Atlético es así?
No, ni mucho menos. Si por algo nos caracterizamos los atléticos es por ser fieles en la derrota como, por ejemplo, el año de Segunda división. Pero lo que no nos gusta es que nos toquen las narices con tanto Madrid y Barcelona. Por eso es verdad que a veces nos sentimos como el grupo de los indignados.

¿Está siendo una entrevista desagradable?
No, por favor, bajo ningún concepto.

¿Se ha hecho multimillonario a costa de este periodismo?
No me quejo de lo que tengo, pero qué va, vivo al día, al menos hasta que a De Guindos le dé por sacar otra medida de las suyas, no quiero ni pensar cuál puede ser la próxima.

¿De Guindos? ¿Es verdead que tiene facilidad para pillar manía a ciertos personajes?
Puede ser, pero no lo creo. Procuro huir, por lo menos. Puede ser que haya alguna fobia por ahí que ni yo mismo sabría decir, pero...

¿Mourinho quizá?
Estoy seguro que si algún día estuviese cara a cara con Mourinho coincidiríamos en todo. Podría explicarle muchas cosas. A diferencia suya, yo viví la época de Santiago Bernabéu. Tuve la suerte de hacer el Mundial de Italia 90 con don Alfredo DiStéfano. Son cosas que a lo mejor él no respeta porque no las vivió.

En realidad, en el Atlético ya sólo le falta hacer las alineaciones.
¿Está diciendo....?

¿Simeone le ha pedido consejo alguna vez?
El día que lo haga dejaré la profesión, se lo aseguro.

¿Se convertiría en entrenador?
No entra en mi cabeza. Aún menos en estos tiempos. Yo estoy enamorado de otras épocas, de la selección brasileña de México 70, ese fue el mejor fútbol que viví en mi vida. Quizá por eso lo que realmente me sigue apasionando es el fútbol de barrio, el de los colegios. A menudo, voy a ver partidos al Colegio Santa María del Pilar en Doctor Ezquerdo.

¿Qué prefiere, qué le toque la lotería o que el Atlético gane la Champions?
Uff, por favor: soy demasiado mercantilista. Prefiero que me toque la lotería. El Atlético ya tendrá tiempo de ganar la Champions. Además, la felicidad en el fútbol es muy efímera. A la hora de ganar, ya te pueden estar criticando.

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