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Soldado, goles por la vía rápida

Tímido, protestón, velocista, goleador... En el Valencia no ven sus límites

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Hace tiempo que Alberto Toldrá no se lo dice, porque ya se lo ha dicho muchas veces: "¿Cómo es posible que en el césped te transformes así?". Hay hábitos que no cambian.

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Por eso Soldado, después de los partidos, sigue llamando a su representante con la vieja pregunta: "¿Qué te ha parecido esta vez?". Y entre los dos analizan su personalidad futbolística, tenaz e insaciable. Y casi siempre desembocan en un delantero que no sólo golea. También protesta a pesar de que eso no figure en el prospecto. Su agente trata de convencerle de que "no le hace falta protestar para marcar diferencias". Y Soldado lo medita a solas cuando entra en su coche. Y no es improbable que suene la música de El Canto del Loco y que él se sepa la letra de sus canciones, que ayudan a poner fecha a los sueños.

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"Tiene una genética que aprovecha al máximo", señala el médico del Valencia

A los 26 años, siente que lo que no pase ahora ya no pasará nunca. Por eso habla esta noche ante el Madrid de la revancha, una exigente palabra a la que ya le perdió el miedo. O quizá sólo sea el instinto animal del futbolista. Un hombre que, a pesar de todo, se comprende bien a sí mismo.

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"Tiene una genética que aprovecha al máximo", señala Jorge Candel, médico del Valencia, que se pregunta: "¿Cuántos futbolistas hay en el mundo que lleguen al último toque con la velocidad que lo hace él?". Juan Torrijo, preparador físico que lleva 16 años en el club de Mestalla acerca la respuesta: "Su capacidad de aceleración en cinco o diez metros es fantástica". Y esa es una más de las contradicciones de Soldado, "que no es un hombre especialmente rápido". Nada que ver, por ejemplo, con aquel Piojo López que Torrijo conoció en otros tiempos. Ni siquiera tiene el fondo físico de Mendieta, que a los 13 años corría mil metros en 2.32. "Pero Soldado emplea cada capacidad que tiene con suma inteligencia, incluso a nivel táctico".

Por eso el gol ahora parece más fácil, y esto ya no es una contradicción. "Es el resultado de que cada año que pasa da un salto más de calidad", explica Juan Carcedo, segundo entrenador de Emery, que habla a largo plazo. "Aún se puede sacar más rendimiento a su potencial físico". ¿Y cómo? El caso es que Carcedo lo tiene claro: "Se despista con facilidad. Hay muchas veces en las que debemos gritarle: Roberto, chico, despierta'. Y esto es algo que se ha hablado con él y acepta, que es la primera condición para mejorar más".

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"Su aceleración en diez metros es fantástica", apunta el preparador físico

La temporada pasada no era titular y, sin embargo, ahora es el capitán, otro dato que contrasta con su tímida personalidad. "El día que se lo propusimos, ya lo sabíamos. Soldado es como es. Pero ya nos habíamos dado cuenta de que siempre que hablaba en el vestuario se le escuchaba, porque dice cosas de interés". Sólo llevaba un año en el club, "pero la antigüedad no es ley", insiste Carcedo. "Nosotros miramos a largo plazo y vimos a un jugador que cada vez tendrá más peso en este equipo".

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Apasionado del tenis y de los toros, Soldado abre los ojos y, en su caso, el único obstáculo, que presenta la timidez, es que no sabe decir que no a casi nada. Torrijo dice que "no gasta ese aire de futbolista de élite". Toldrá habla de la otra mitad de sus sueños. "Siempre está loco por llegar a casa para compartir el tiempo con sus hijos, Daniela y Enzo, una vez ahí no hay forma de contactar con él, deja el teléfono en silencio y no se acuerda de nadie".

El discurso de Candel, el médico, vuelve al campo de fútbol y habla de "su intuición para estar donde hace falta". Y no recuerda haberle corregido ningún día la dieta. "Creo que es futbolista desde niño". Toldrá lo nota cuando queda a comer con él. "La mayoría de las veces renuncia a los postres", cuenta. Sabe que en su físico está su tesoro. Candel añade: "Tiene una constitución de atleta de velocidad. Quizá por eso sonríe va rápido a todos sitios, no recuerdo un solo día en el que no tenga prisa". Pero eso tal vez forme parte de la genética del futbolista, la mayoría son así; de la de los sueños y hasta de la impaciente melodía de El Canto del Loco, que mejora la vida. Soldado, sí, ya no tiene 16 añitos. Ha cumplido 26, pero sigue pensando como un niño: los sueños sólo existen a cambio de convertirse en realidad. Aunque sea a modo de revancha frente al Madrid.

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