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Sterbik y los 'suplentes' acercan a España a la primera plaza

La soberbia actuación del portero y un arreón final frenan a una Hungría combativa (22-28). Los de Valero Rivera cumplen en su primer partido serio y pelearán por el liderato de grupo contra Croacia

JORGE YUSTA

España dio el do de pecho en su primer partido de enjundia en el Mundial de balonmano ganando 22-28 a Hungría. Tras una igualada primera parte los locales, animados por la entusiasta grada de la Caja Mágica, consiguieron fraguar la victoria en el tramo final de un disputado partido. Un parcial de 7-0 gracias a la irrupción de Antonio García, Ruesga y Montor, unido a la actuación magnífica del portero Arpad Sterbik (16 paradas) contrarrestaron el empuje magiar. España logra su cuarta victoria en el campeonato que organiza y se mantiene invicta. El sábado, a las 19 horas, se disputará el primer puesto del grupo D ante Croacia, que también cuenta todos sus partidos por victorias. 

Valero Rivera tenía razón. Hungría salió a la cancha de la Caja Mágica  'dolida' por la abultada derrota ante Croacia y con ganas de amargar la tarde al público que abarrotó la instalación madrileña. España se encontró con una defensa 6-0 bien armada, en la que le costó mucho hallar fisuras. Abrieron el marcador los Hispanos por medio de Víctor Tomás pero reaccionaron rápido los magiares por medio de Lazlo Nagy, su estrella.

El exlateral del Barcelona quería reivindicarse. Por parte de España, la conexión Tomás-Entrerríos funcionó en los primeros minutos.  Eso mientras Aguinagalde se pegaba con los pivotes rivales. Circunstancia que aprovechó Sarmiento para marcar dos goles seguidos gracias a los aclarados del jugador del Atlético.

Pero Nagy seguía a lo suyo. Sus zurdazos no podía blocarlos Sterbik, el portero hoy de España. Él y Zubai, de vaselina, pusieron por delante a Hungría. Ventaja que no soltarían hasta prácticamente el final del primer tiempo. España buscaba soluciones en ataque. Cerrada el ala izquierda, con Ariño de espectador, las rotaciones entre el pivote y los laterales y las aperturas hacia Tomás se convertían en las alternativas para buscar el gol.

En defensa, Valero buscó la forma de parar al enorme lateral húngaro y colocó a Ariño persiguiendo por todo el campo a Nagy. Funcionó. Cortando su progresión en el campo ahogó buena parte de la fluidez del ataque magiar.

Poco a poco fue avanzando la primera mitad y los porteros se convirtieron en los protagonistas. Sterbik comenzó a frenar las acometidas magiares con diez paradas. Y Tatai, que salió por Mikler, hacía lo propio con los lanzamientos españoles.  Con 13-11 favorable a los húngaros  se llegó a falta de ocho minutos para el descanso. Momento en el surgió la figura de Albert Rocas, con permiso de los árbitros, que desquiciaron en ocasiones al banquillo español con decisiones como poco polémicas. El extremo arrojó claridad al barullo en el que se sumergió el partido para marcar tres goles seguidos que pusieron las tablas en el marcador (14-14). Resultado con el que se marcharon a los vestuarios.

Víctor Tomás tomó el relevo de Rocas en el inicio del segundo periodo. Dos goles suyos pusieron el 15-16 en el luminoso. Pero quedaba mucho.  La defensa española apretó los dientes para que Hungría no volviera a ponerse por delante. A lo que ayudó el estado de gracia de Sterbik. 

Pese a que el portero húngaro Tatai quiso amargar la fiesta, Sarmiento y Maqueda ponían una diferencia de tres goles a falta de quince minutos (17-20). Pero Hungría todavía no daba su brazo a torcer. Nagy y Lekai volvían a llevar los nervios (19-20). Pero ahí se acabó la gasolina de los visitantes. En los últimos diez minutos España metió una marcha más y se marchó definitivamente en el marcador.

Siete goles seguidos en apenas ocho minutos de juego fueron la puntilla. Ruesga, García y Montoro, teóricos suplentes, asumieron la responsabilidad ofensiva y sus aciertos levantaron en pie a la grada madrileña. La victoria ya estaba bien amarrada. Ahora, a pensar en Croacia. Una victoria o un empate ante los balcánicos darían a España una primera plaza que allanaría el camino hacia las semifinales. 

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