Este artículo se publicó hace 16 años.
Tarde de superporteros
ITALIA 1 - RUMANÍA 1. Lobont se lo paró todo a Toni y Buffon realizó otro milagro en un penalti agónico. Tras un gran duelo, Italia y Rumanía se condenan a jugárselo todo
José Miguélez
Qué bien le sienta al fútbol la necesidad de ganar. La certeza de que el empate no sirve de mucho, de casi nada. Vuelve los partidos imperfectos, según la mirada de los entrenadores, pero deliciosos para los dueños del fútbol (que, se pongan como se pongan los que cobran a su costa, son los espectadores). Y el público quiere lo que se contempló ayer en Zúrich. La constante ida y vuelta, el ritmo multiplicado por diez, las ocasiones de costa a costa. Los errores se digieren mejor cuando proceden del riesgo. Y lo demás, los ataques a toda pastilla, las ganas inequívocas de vencer, la portería caliente, se disfruta.
La cabeza de Toni
Qué bien le sienta a Italia la necesidad de ganar. El color se advirtió desde la alineación, liberada de Gatusso y condimentada con futbolistas de talento. Pero también en el juego, con Pirlo de exquisito maestro de ceremonias y Toni de poderoso rematador. Ya podían esposarle las manos al gigantón italiano que su cabeza lo remataba igualmente todo. Se sabe que era la cabeza porque la lleva encima del cuello, pero el balón salía de allí como de un pie, con la misma fuerza y colocación.
No alcanzaron el gol sus testarazos porque Lobont se destapó como el portero de la Eurocopa. Bueno, y por el árbitro, que hasta en eso no se reconoce a esta Italia sorprendentemente perjudicada. Quizás la UEFA mañana pervierta otra vez la lectura del reglamento y encuentre una explicación al gol anulado a Toni al filo del descanso.
Qué bien le sienta a Rumanía la necesidad de ganar. Le obliga a huir del petardo plomizo en el que convirtió su primer partido, ante Francia. A triangular, encarar y llegar. A emplearse a fondo. Con tanto entusiasmo que se lastimó sola. Radoi y Rat fueron decididos al encuentro de un vuelo de la pelota y expusieron sus cabezas a un choque brutal. Radoi se llevó la peor parte y tuvo que ser sustituido. El golpe rebajó un poco la efervescencia del juego rumano. Pero también tuvo motivos para enfadarse con el palo y con Buffon, otro portero de la guarda. Hasta se sacó del pañuelo una parada imposible en un penalti con pinta de irreversible.
El caso es que el gol rondó de puerta a puerta. Y no apareció desde la ortodoxia, sólo desde la estupidez. Primero Zambrotta, para rematar su año, regaló una incomprensible cesión a Mutu. El lateral fue un peligro para el rival en las subidas, pero más aún para Italia cuando se quedaba. Le han hecho vudú. Y a la jugada siguiente, Tamas le indultó con un despeje al aire que Panucci agradeció. De modo que el partido vivió permanentemente sobre el empate. O sea, sobre la incertidumbre y la saludable necesidad de ganar. Qué bien le sentó una cosa así a la Eurocopa.
Fecha técnica:
1 - Italia: Buffon; Zambrotta, Panucci, Chiellini, Grosso; Pirlo, De Rossi, Camoranesi (Ambrosini, m.85); Perrotta (Cassano, m.57), Del Piero (Quagliarella, m.76), Toni.
1 - Rumanía: Lobont; Contra, Tamas, Goain, Rat; Radoi (Dica, m.25), Petre (Nicolita, m.60), Codrea, Chivu; Daniel Niculae, Mutu (Cocis, m.88).
Goles: 0-1: m.55: Mutu, 1-1: m.56: Panucci
Árbitro: Tom Henning Ovrebo (Noruega). Amonestó al italiano Pirlo (m.61) y De Rossi (m.92) y a los rumanos Mutu (m.43), Chivu (m.58), Goian (m.73).
Incidencias: Partido de la segunda jornada del grupo C disputado en el Letizgrund-Stadion de Zúrich ante 30.000 espectadores.
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