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El Tau suda tinta para derrotar al iurbentia

Los anfitriones ganan el primer derbi vasco de la historia copera ante la revelación del torneo y sueñan con reeditar el título de 2002 en casa

AGENCIAS

El Tau Cerámica sueña con lograr mañana acabar con la maldición del anfitrión y repetir una hazaña como la lograda hace seis años en este mismo escenario para lograr un título que hace dos años que no lleva a sus vitrinas, tras vencer (68-66) esta tarde al iurbentia Bilbao Basket, grata revelación de la cita, en el primer y emocionante derbi vasco de la historia copera.

Enfrente tuvieron a un Bilbao que no arrojó la toalla hasta los últimos segundos y que dejó patente que puede codearse sin complejos con los 'grandes' de la ACB. Así, mientras Tau hacía la rueda de calentamiento, los de Txus Vidorreta se conjuraban en el túnel para plantar cara al rival, con un Lucas Recker lastimado y con su brazo en cabestrillo, lamentando no poder ser de la partida para ayudar a los suyos.

El resultado de la conjura se comprobó en el primer cuarto. El iurbentia saltó con todo que ganar y nada que perder a la cancha, recibiendo a los vitorianos con un parcial de 0-7, que ensombrecía y preocupaba a la poblada grada baskonista. Quicy Lewis, Paco Vázquez y Javi Salgado dejaban claro que estaban en semifinales no por casualidad sino por méritos propios.

Los bilbaínos plantaron cara hasta el final 

Neven Spahija no ocultaba su decepción en el banco porque nada funcionaba. Sentó a Prigioni para dar entrada a Planinic, pero la fórmula no dio el efecto deseado (3-15) y probó con Splitter, que logró hacerse con el control bajo los aros, sobre todo por la ausencia de Frederic Weis, que se cargó rápidamente con tres personales.

Espoleados por una afición que no paraba de animar reaccionaron los locales, sobre todo con el acierto en el tiro de Pete Mickeal (9 puntos en el segundo cuarto), que les permitía ponerse por primera vez por delante (21-20). Tau se rehizo, encontró su juego y Prigioni comenzaba a dirigir a los suyos para encontrar el camino, aunque el Bilbao, de la mano de Huertas y Javi Salgado, no permitía que las diferencias fueran a mayores (34-32).

Marcelinho Huertas iniciaba el cuarto estableciendo las tablas (34-34), pero poco duraría la alegría de los bilbaínos. Igor Rakocevic, casi inédito en la primera parte, decidió adquirir protagonismo en su equipo y afinando en el tiro, acabó con las ilusiones de su rival desde la línea de 6,25 (49-43). Además, se veía secundado por Sergi Vidal, muy activo en la cita copera, que ayudaba a los suyos para abrir más diferencia.

Javi Salgado, el único español en cancha en los primeros minutos del último cuarto, no se daba por vencido y hacía la guerra por su parte para intentar mantener el sueño del debutante (58-54), al que se le sumaban los problemas tras quedarse sin su baluarte en la pintura, sin Weis, eliminado por personales.

Sin embargo, la maquinaria vitoriana ya acariciaba la final y no quería que se escapase a pesar del último empujón visitante que luchó hasta el final (66-64), aunque el acierto en los tiros libres baskonistas les dieron el triunfo.

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