Este artículo se publicó hace 12 años.
Tecnología de alta competición para subir al podio de Londres
Algunos expertos aseguran que los récords se encuentran al límite fisiológico
La ciencia y la tecnología han entrado de lleno en la alta competición y los Juegos Olímpicos (JJOO) de Londres serán una prueba de ello. Más allá de los entrenos tradicionales, las nuevas técnicas de musculación y dietética o los diseños personalizados en equipaciones y cascos -en las competiciones donde son necesarios-, los deportistas se benefician de los últimos avances tecnológicos para mejorar su rendimiento. No es para menos, de la mejor o peor aerodinámica de un diseño o de la ligereza de un material puede depender batir el récord del mundo.
Para muestra, un botón: los nuevos materiales empleados en la fabricación de jabalinas han proporcionado mejoras de un 95% respecto a las utilizadas en 1936, prácticamente doblando las distancias conseguidas por los lanzadores. Lo mismo sucede en el caso de las pértigas, que con la llegada de la fibra de vidrio y de carbono los saltos han mejorado un 86% desde 1918. En el caso de las competiciones de velocidad como los 100 metros lisos, la estrella de las Olimpiadas, los atletas han mejorado un 24% en el último siglo y, ya en las carreras de bicicleta en velódromo, la incorporación de materiales más ligeros y de diseños más aerodinámicos ha disparado las mejoras hasta en un 211% desde 1901.
Durante Londres 2012, uno de los ejemplos que mejor ilustrarán la aplicación de la ciencia a alta competición serán las prótesis del sudafricano Oscar Pistorius, que nació sin peronés y con once meses los médicos le amputaron las dos piernas por debajo de la rodilla. Comenzó a correr con 16 años y ahora, nueve años después, puede alzarse con un oro en los JJOO de Londres.
Tras una dura batalla legal por parte del propio atleta y la Asociación de Atletas Sudafricanos, el corredor podrá competir en los Juegos Olímpicos, en lugar de en los Paralímpicos como había hecho hasta ahora, habiéndose alzado con cuatro oros y su mejor marca personal en los 400 metros (45,07 segundos). Blade Runner, como se le conoce popularmente por asemejar sus prótesis con cuchillas, hará historia al convertirse en el primer deportista amputado en competir en unos JJOO. Sobre sus prótesis en forma de J de unos 41 centímetros, fabricadas con fibra de carbono, Pistorius correrá los 400 metros y el relevo 4x400.
El atleta advierte que "en el último año llevo haciendo marcas olímpicas y estoy en continua mejora; durante los Juegos alcanzaré mi mejor momento". Entre los argumentos en contra de que corra en estos Juegos -en lugar de en los Paralímpicos- destaca la teoría de que las ‘cuchillas' incrementan el rebote en cada zancada, lo que le aporta ahorros de oxígeno y calorías. Desde la Universidad Hallam de Sheffield, el ingeniero especializado en deportes David James, está convencido de que las cuchillas proporcionan una ventaja competitiva respecto al resto, permitiéndole movimientos más rápidos en sus piernas.
A favor de Pistorius, otros argumentos científicos como los del director del Grupo de Biomecánica del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology), Hugh Herr, que tras haber analizado las carreras del sudafricano asegura que las prótesis hacen a su cuerpo más pesado que una persona con piernas biológicas.
Dopaje tecnológico
En línea con los planteamientos esgrimidos por los detractores de Pistorius surge la polémica del denominado ‘dopaje tecnológico', dado que resulta crucial que todos estos avances tecnológicos no desequilibren la competición, adulterándola a favor de quien tiene mejor presupuesto para equipaciones de última generación en lugar de para quien llega en mejor forma.
La máxima expresión de este tecno-doping se alcanzó en 2009, cuando la Federación Internacional de Natación (FINA) prohibió los bañadores Speedo LZR tras comprobar que el 94% de las carreras en los Juegos de Pekín fueran ganadas por deportistas con esta equipación. Los análisis demostraron que quienes se enfundaban ese traje, mejoraban sus tiempos cerca de un 2%, suficiente para desequilibrar la balanza a su favor. De hecho, en los dos años que fue legal su uso, se batieron cerca de 200 récords mundiales.
Este año, la polémica también está servida. Nike ha desarrollado su equipación Turbospeed, con la que el equipo estadounidense espera batir a Usain Bolt. Según afirman los corredores, el traje de Nike, con un tejido salpicado de orificios que simulan una pelota de golf, ayuda a rebajar los tiempos en unos 0,023 segundos en los 100 metros lisos. El director creativo de Nike, Martin Lotte, asegura haber "probado los trajes en los 100, 200 y 400 metros y no podíamos creernos los números. No es sólo la diferencia entre el primero o el segundo puesto, se trata de hace podio". Le acompañan, además, las nuevas zapatillas ultraligeras Zoom Superfly R4, fabricadas con sus cables Flywire que envuelven al pie, mejorando su ajuste y la circulación, y con su suela dorada de ocho tacos que con ayuda de una pequeña cuña ha mejorado la amortiguación de los impactos.
No es el único diseño de Nike que podría sembrar la polémica estos JJOO. Lotte también anuncia que han diseñado una zapatilla, el modelo Flyknit Racer, para los corredores de maratón del equipo de EEUU. De tan sólo 160 gramos -un 19% menos que el modelo anterior-, la tela que cubre el pie está fabricada como una malla de una sola pieza de 34 gramos, sin costuras, y con una suela extrafina que aporta la sensación de correr descalzo.
Entrenos en laboratorioLa tecnología no sólo se aplica el día de la competición, también durante las fases de preparación. Así, en la Unidad de Rendimiento Humano de la Universidad de Essex, los expertos en Ciencias del Deporte cuentan con tecnología como el iSense, un dispositivo inalámbrico que predice y detecta el estado de los músculos durante los entrenamientos, de modo que se puede sacar el máximo rendimiento sin sobrecargarlos de más. El dispositivo cuenta con la ventaja de que puede calibrarse de modo que se adapte a cualquier deporte.
Por otro lado, las cámaras de alta velocidad se han convertido en el mejor aliado de muchos preparadores deportivos. Es el caso del equipo británico de saltadores de trampolín, que durante sus entrenamientos en Sheffield para los JJOO ha utilizado este tipo de dispositivos para grabar sus saltos de los miembros del equipo. De este modo, el entrenador dispone de las imágenes en tiempo real y analiza cada detalle para mejorar la técnica del saltador.
Paralelamente y haciendo gala del latinajo mens sana in corpore sano, un doctor del Centro de Entrenamiento de Arizona (EEUU), Rayma Ditson-Sommer,ha desarrollado una técnica para mejorar el estado mental y de concentración de los atletas. El nadador Gary Hall Jr. Es su mejor aval, habiendo conseguido desde que utiliza esta técnica (arrancó en los Juegos de Atlanta 1996) cinco oros olímpicos, tres platas y dos bronces.
El método consiste en una técnica no invasiva que utiliza lentes de color y diferentes ritmos bioneuronales para estimular al cerebro de cara a situaciones límite. Mediante la combinación personalizada de sonidos asociados a las ondas cerebrales, colores y tacto, el doctor asegura contribuir a mejorar la concentración del deportista el día de la competición.
Al límite fisiológicoLlegados a este punto, entre los expertos surge la pregunta: ¿es posible batir récords sin la ayuda de esta tecnología? Geoffroy Berthelot, del Instituto de Deportes INSEP de París ha analizado los récords de los JJOO desde 1896 y ha llegado a la conclusión de que los atletas han alcanzado el 99% de su capacidad hasta donde permiten los límites fisiológicos naturales. Según sus cálculos matemáticos, para 2027 la mitad de las 147 disciplinas deportivas estudiadas habrán tocado techo, registrándose mínimas mejoras del 0,05% después de esa fecha.
En el caso de los 100 metros lisos, la profesora Reza Noubary de la Universidad Bloomsburg de Pennsylvania señala que el límite se encuentra en los 9,4 segundos. Ningún hombre puede correr por debajo de esa marca -Usain Boult ostenta el récord en 9,58 segundos-, al menos sobre el papel, matiza. Noubary se atreve también a calcular cuándo se batirá el récord de salto de longitud, estimando que no será antes de 2040. El pasado la avala: pasaron 23 años desde que Bob Beamon saltara 8,90 metros en Méjico 1968 y Mike Powell lo superara en 5 centímetros. No es el único récord que lleva casi dos décadas imbatido: los 6,14 metros de salto con pértiga establecidos por Serguéi Bubka en 1994 siguen sin ser superados.
Este es el motivo por el que algunos expertos consideran que es cuestión de tiempo que los deportistas de élite comiencen a utilizar nuevos avances en nanotecnología, impresión 3D o ingeniería biomédica para mejorar sus marcas. Entre las técnicas se encontraría la mejora de la hidrodinámica con el uso de escáneres y mapeos 3D o zapatillas impresas en 3D (o cualquier otra parte de la equipación) minutos antes del evento para mejorar frente a las condiciones climáticas o el estado del atleta.
No parece tan lejano ese futuro, en la Universidad británica de Loughborough ya cuentan con prototipos de estas zapatillas impresas en 3D, diseñadas con tecnología de captura digital de movimiento para sacar el máximo partido de la pisada del corredor. En función de las condiciones específicas el día de la competición, tanto las zapatillas como la propia vestimenta puede modificarse en cuestión de minutos con esta técnica, maximizando la aerodinámica del diseño.
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