Este artículo se publicó hace 13 años.
Tiger, cara a cara con su antiguo caddie
Pareja triunfante y rota
Ni siquiera habrá que esperar al último día de la Presidents Cup, competición que enfrenta a Estados Unidos ante el resto del mundo sin incluir Europa, para que se materialice el reencuentro de una de las parejas más exitosas de la historia del golf. Tiger Woods se topará hoy cara a cara frente al hombre que llevó su bolsa de palos en 13 de sus victorias en Grand Slam. Caminará a unos pasos de Steve Williams, el caddie que no dudó en destrozar la cámara de un aficionado valorada en 6.000 euros, lanzándola a un estanque, por molestar a su antiguo jefe durante un swing.
Esa fidelidad ya no es la misma de antaño. Ahora Williams trabaja para el australiano Adam Scott ante el que se enfrentará el ex número uno del mundo en el partido de foursomes, duelo por parejas en el que los miembros de cada equipo golpean la bola de manera alternativa, que cerrará la primera jornada de la competición que se disputa en Melbourne.
Esa relación se disolvió en julio de 2011 por decisión unilateral del jugador. Trabajando para Woods, se estima que las ganancias de Williams superaron los diez millones de euros. La separación fue traumática sobre todo para el caddie. Acusó al golfista de haberle comunicado por teléfono el despido, cosa que la otra parte desmintió al asegurar que hubo una conversación mirándose a los ojos.
La cosa empeoró aún más después de la primera victoria de Adam Scott con su nuevo caddie en el Bridgestone Invitational disputado en agosto de 2011 en Ohio. El hombre de la bolsa al hombro explotó y sacó todo su resentimiento ante los micrófonos: "Llevo en esta profesión 33 años y he conseguido 145 triunfos. Sin duda esta es la victoria más importante de vida", dijo despechado. Al día siguiente tuvo que rectificar ante lo que se interpretó por un claro desprecio a todo lo que había conseguido junto a Woods.
Meses de silencio parecían haber silenciado la situación hasta que a principios de este mes, de nuevo Steve Williams pisó un peligroso charco. En una entrega de premios entre caddies antes del torneo HSBC de Shanghái, el neozelandés recibió un trofeo a la mejor celebración, precisamente por aquella declaración insidiosa sobre Tiger después del Bridgestone. Al recoger el galardón soltó la perla: "Hice ese comentario para atizar a ese negro imbécil". Aunque era un acto semi-privado, algún periodista británico se coló en el acto y sin esperar un minuto publicó la barbaridad. Williams tuvo que volver al día siguiente a salir ante los medios y disculparse por un comentario muy criticado por su marcado tufo racista.
Este es el contexto en el que ambos se encontrarán hoy en Melbourne en un emparejamiento que de casual no tiene nada. Los capitanes de ambos equipos, Greg Norman y Fred Couples, tenían claro que no había mejor forma para ponerle pimienta al inicio de la Presidents que forzar este reencuentro.
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