Este artículo se publicó hace 17 años.
El triunfo de la diversidad
El Atlético mostró diferentes caras en su juego para ganar a un débil Betis y sumar tres importantes puntos
El creciente Atlético dio ayer un nuevo paso hacia la madurez futbolística. Maravilló, supo sufrir y enfadó. Todo en un partido. En una sola tarde por la que pasaron todas las versiones del equipo de Javier Aguirre. Y, en lo que comienza a ser costumbre, de todas las situaciones salió con bien el conjunto madrileño.
Tan bien que se encaramó a un puesto de Liga de Campeones, zona privilegiada que no visitaba, a estas alturas de Liga, desde hace nueve años.
Si pretende echar raíces ahí, Javier Aguirre debería palparse la ropa antes de prescindir de Agüero con tanta alegría como lo hizo ayer. En cuanto el Betis vio que abandonaba el campo, suspiró aliviado, se remangó y amenazó con remontar. O, al menos, con empatar.
Mensaje conservador
En su precario estado, los verdiblancos se agarraron al feo gesto del técnico mexicano. Tradujeron la sustitución del Kun por Motta como una señal de temor o, al menos, como inequívoco mensaje de racanería. Y no les faltó razón.
Sin ser una de sus actuaciones más brillantes, Agüero se bastó para servir el pase del primer gol a Forlán, para humillar en una poderosa carrera a Fernando Vega, uno de los reconocidos velocistas del Betis, y para provocar dos de las cuatro tarjetas amarillas que vieron los locales. Por no hablar de un par de prodigiosos reversos con los que rompió otras tantas cinturas sevillanas.
Su obligado y prematuro adiós fue un bálsamo para el pobre conjunto de Cúper. Ya habían afrontado el segundo tiempo con más espíritu, pero no acababan de lanzarse temiendo precisamente una contra fatal liderada por el Kun.
De hecho, se le presentaron al Atlético varias oportunidades de cerrar el choque en ventajosas condiciones, pero ni Maxi ni Forlán poseen el potente tranco y la precisión en carrera del pequeño argentino, así que las ocasiones se diluyeron y envalentonaron al Betis.
Los sevillanos lo habían intentado a base de garra pura. Y dura. Buscaron camorra para cortar el excelente arranque de partido del Atlético, pero tampoco ahí pudieron imponerse.
Otra de las versiones del grupo de Aguirre, la bravucona, también respondió. Necesita algunas correcciones y abundantes dosis de serenidad para no responder con tanto descaro a las provocaciones, pero no se puede negar valentía y eficacia. Y, por supuesto, la calidad y pegada que aporta el prodigioso dúo Agüero-Forlán.
El uruguayo abre sendas, el Kun las toma para hacer diabluras y el propio Forlán aparece de nuevo para rematar la faena. Así llegó el primer gol y, con él murió la ruda propuesta bética. Tras el descanso, el Betis lo intentó con empuje y las gotas de fútbol que aportaron Xisco y Edu. De nada les sirvió.
Defensa reforzada
Si acaso, para sembrar dudas en una defensa que necesita ganar crédito. A ello contribuyó Motta. El brasileño se incrustó con descaro en el vértice de la zaga. No le importó afear al equipo a cambio de darle pausa y cierta seguridad. Aun así, tuvo que aparecer Leo Franco para realizar dos buenas y consecutivas paradas que evitaron el empate. Nada más. Este Betis no está para gestas. Carece de juego y de confianza. La que empieza a sobrarle al Atlético de las mil caras. Todas ellas victoriosas.
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