En una conversación en el vestuario del Borussia Dormund se gestó la pareja de delanteros que probablemente hoy se mida a España. 'Mi madre es paraguaya', le dijo Barrios a Valdez. Cuando a finales del pasado enero fue tiroteado Cabañas, la pareja habitual de Valdez en la selección paraguaya, llamó a Martino para convencerle de que Barrios podría ser el recambio ideal, que se podía tramitar su nacionalización. 'Nos entendemos bien, él más de maniobra por el área y yo me muevo más abriendo espacios', dice Valdez, que viene de muy abajo.

Con 15 años abandonó San Joaquín, un núcleo rural del interior de Paraguay, para jugar en el Tembetary de la Segunda División. Pasó más de una noche viviendo bajo la tribuna del estadio como un sin techo. Le mentía a su familia para que no supieran las calamidades que estaba sufriendo. Hasta que en su vida se cruzó Rojas, un empresario que le llevó directamente al Werder Bremen.

Valdez salió de su país sin haber jugado en Primera. 'Rojas apostó por mí. Lo estaba pasando mal, pero aún así hacía goles '. Ahora Valdez está casado con una alemana de familia bien y se ha dedicado a comprar fincas y ganado. Entre Barrios y él han rozado la treintena de goles con el Dortmund durante la última temporada.

'Nelson es un gran chico', dice Barrios de Valdez. 'Nunca ha sido egoísta ni ha tenido celos porque yo marque más goles en Alemania o porque pueda ser titular y él no. Le debo mucho. Los dos hemos hecho la promesa de jugar por Cabañas, con el que hablamos por teléfono', prosigue Barrios, que admira a Crespo: 'Me gustaba ese poderío que tenía por arriba y su saber estar en el área'.